Toxopasmosis, gatos y embarazadas. ¿Cóctel molotov?

Toxopasmosis, gatos y embarazadas. ¿Cóctel molotov?

La toxoplasmosis es una enfermedad que asociamos a los gatos y a sus terribles consecuencias para las mujeres embarazadas. Sin embargo, hay mucho de mito y poco de realidad en lo que la gente mayoritariamente piensa.

Al contrario de lo que se dice, las embarazadas y los gatos pueden convivir perfectamente. Tan solo tenemos que tener una serie de precauciones que probablemente ya tomamos habitualmente.

El primer mito que debemos desmontar es que la toxoplasmosis es contagiada principalmente por los gatos. Nada más lejos de la realidad, la causa principal de contraer la enfermedad es la ingestión de alimentos o agua en mal estado. El mayor peligro es la carne no cocinada del todo. Si ha estado congelada o ha sido bien cocinada no hay ningún problema.

Otro de los mitos es que podemos contagiárselo a otras personas. Eso no es así, la única forma de contagio entre personas es entre mujeres embarazadas y su feto. Es verdad que este contagio es fatal, pero es muy improbable que se produzca.

Si los gatos viven en casa y se alimentan de piensos o latas, nunca contraerán la enfermedad. Para ello deberían alimentarse de alimento que cacen en la calle, que es el que puede estar contaminado.

El contagio se produce a través de las heces que lleven expuestas más de veinticuatro horas. Si no las tocamos no habrá contagio, y si las retiramos cada día tampoco.

En resumen, si estás embarazada y tienes gatos, no te preocupes lo más mínimo. No tienes que deshacerte de ellos ni ir por casa metida en un buzo. Simplemente con unas medidas mínimas de higiene tendremos el problema resuelto. Y si quieres erradicar completamente el riesgo, controla que su alimentación sea exclusivamente la que come normalmente y que no ingiera nada en la calle. ¡Feliz embarazo!

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