El ácido hialurónico posee la capacidad de retener el agua en un porcentaje equivalente a miles de veces su peso. Es por ello que se emplea para hidratación de la epidermis ya que reconstituye las fibras que sostienen los tejidos de la piel. De textura viscosa, es uno de los componentes principales del matrix extracelular y contribuye significativamente a la proliferación y migración de células. Siendo uno de los principales componentes de la piel juega un importante papel por su efecto reparador.
En el proceso de envejecimiento, la piel va perdiendo hidratación y disminuye la producción de colágeno. La piel se encuentra expuesta a la polución ambiental y rayos solares ultravioletas que hacen que gradualmente, la piel pierda su capacidad de producir ácido hialurónico. Las fibras de elastina pierden su estructura elástica, resultando en una pérdida de volumen de la piel y la formación de pliegues y/o arrugas comunes de una piel envejecida.
El ácido hialurónico contenido en las ampollas se absorbe rápidamente por la piel combatiendo los signos de envejecimiento tales como las arrugas o finas líneas de expresión.
Su aplicación tópica hace que los ingredientes penetren en la superficie de la piel y restituyan el nivel natural de ácido hialurónico en la piel. Al estar envasado en dosis, el producto conserva todas sus propiedades hasta el momento de su aplicación.
La ventaja de la aplicación tópica es que se evitan las reacciones potenciales a la inyección, entre las que se incluyen: molestias temporales, decoloración e inflamación. La aplicación continuada del tratamiento de 10 ampollas (1 mes), hace que el producto actúe paulatinamente apreciandose una mejora visible a los días de su aplicación.
Es recomendable realizar el tratamiento de ácido kójico después del verano y justo después del invierno, para revitalizarla y mejorar visiblemente su aspecto.
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