Hoy en día vamos a mil por hora para poder conseguir con éxito todas nuestras responsabilidades cotidianas. Sin embargo, de vez en cuando necesitamos un paréntesis, darnos un capricho o simplemente desconectar de esta rutina. Decidir comprar oro para darse este capricho o acudir a una sauna son algunas de las vías más usuales de desconexión.
Las propiedades de la sauna que conocemos son positivas, aunque la mayoría no ignoramos las precauciones que se aconseja tener en cuenta. Este hábito, tan implantado en países nórdicos como Finlandia, es una de las mejores joyas para combatir el estrés del que hablamos. Sirve para desintoxicarnos, es decir, elimiar toxinas, tambié es bueno para reducir la celulitis. Aumenta las defensas, elimina algunos virus y mejora el aparato cardiovascular. Es muy recomendable, así mismo, para dolores de huesos y musculares. Con todo, el calor hace que liberemos endorfinas y esto nos hace olvidarnos del estrés y, por consecuencia, nos puede ayudar a conciliar mucho mejor el sueño.
Sin embargo, vale la pena tener en cuenta las contradicciones de soportar estas elevadas dosis de calor. Todo aquel que sufra de hipertensión ha de tener en cuenta sus limitaciones. El exceso de sudor hace que la sangre sea más densa, entonces el corazón tiene que bombear con más fuerza. En estas situaciones no es recomendable estar a más de 65°. Otro de los inconvenientes es que abusar de la sauna puede inferir en la vida sexual, ya que se puede ver reducida la producción de espermatozoides o puede modificar el ciclo de ovulación.
La última noticia referente a saunas ha sido lamentable, ya que un concursante del Campeonato Mundial de Sauna, Vladimir Ladyzhensky, ha muerto después de pasar seis minutos a 110°. El otro finalista tuvo que ser hospitalizado. Esta competición, que se celebra en Heinoa, cerca de Helsinki, desde 1999 no va a producirse más debido al incidente. En esta última edición hubo 135 participantes de 15 países diferentes.