Virgen, madre de Jesús y madre mía

Virgen, madre de Jesús y madre mía

¿Por dónde empezar a recorrer estos caminos de oscuridad? ¿Cómo animarme siquiera a dar el primer paso cuando mi corazón tiembla al pensar en los peligros que acechan? ¿Cómo podría levantarme de nuevo cuando sé que al final nuevamente volveré a caer? ¿Es que acaso hay algún motivo para poner nuevamente el pie en el camino? ¡Si! contesta mi alma que siempre está en alerta. De pronto lo entiendo. Recuerdo con gozo las imagenes de Maria nuestra santa madre, y el coraje fluye a todo mi cuerpo.

Vivo. Estoy vivo y confiado. Las amenazas que antes me hacían temblar han quedado ahora reducidas a su justa dimensión, y gracias a la certeza que tengo de que siempre me acompañas dulce madre, sé que no hay amenazas sino retos, no hay oscuridad sino oportunidad, no existe el enemigo desconocido sino el amigo por conocer. ¡Cuán diferente es la senda cuando sé que vas conmigo tierna madre! Por favor, habita siempre en mi corazón, sé mi amiga y compañera, pues comprendo que me conduces como verdadera madre. Las imágenes de Maríagrabadas están por siempre en mi alma, y mi espíritu se llena de júbilo. Quiero cantarlo, quiero gritarlo y que el mundo sea testigo de mi felicidad y confianza. Junto a ti no temeré más la senda diaria. Junto a ti ahora la espero con ansias, pues sé que juntos la hemos de recorrer. Vamos juntos divina madre, pues el mundo se mueve, y contigo a mi lado, yo iré con él.

Fuente: Virgen María, nuestra santa protectora

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