Cada año cuando era niña recibía una postal de mis abuelos que me mandarían de sus vacaciones anuales a Andalucía. La postal siempre mostraba la misma imagen: una hermosa muchacha bailando flamenco con una falda de tela. Cada vez que recibí esta carta me dio el deseo de llevar un vestido así y de bailar flamenco. Este año fui a Sevilla y ese sueño se hizo realidad.
Sevilla es la capital del flamenco y es posible encontrar espectáculos de flamenco, las tiendas de flamenco y las escuelas de flamenco en cada esquina.
Fui a la ciudad con el único objetivo de aprender a bailar la danza española famosa. Reservé un un Hotel en Sevilla , me compré unos zapatos y me inscribí en clases en una escuela local. Hice 3 clases a la semana y poco a poco hice progresos. En mi clase final estaba charlando con mi profesor sobre la Feria de la primavera, cuando me invitó a visitar su casa para ver sus vestidos de flamenco. Esto era como la oportunidad de mi vida.
Cuando entré en su vestidor yo era como una niña en una tienda de golosinas. Toqué el colorido tejido fluido e hice exclamaciones sobre cada diseño diferente. Luego vino la pregunta de mis sueños "¿Me gustaría probar un vestido?" Creo que sabes como fue mi respuesta. La única dificultad era elegir solo un vestido. Por fin elegí un vestido rojo despampanante con lunares negros y cuatro niveles de volantes. Bailábamos una al lado de otra en su salón y era un sueño hecho realidad, el sueño de mi infancia.
Mi estancia resultó ser la fiesta de mi vida y huelga decir que ya he reservado mi un Hotel en Sevilla para mi próxima visita el año que viene.
