A fines del año pasado, mi hijo Esteban de 11 años tuvo que dar un examen en forma independiente de su curso, ese día lo acompañé temprano para que realizara el trámite. Mientras esperábamos a que le llamaran lo noté un poco nervioso, esa mirada que tienen los niños de un lado a otro como si estuvieran buscando algo, creo que dentro de su mente pasaban imágenes y pensamientos que le hacían más fuerte ese nerviosismo, se veía en la sala de clases, la profesora, las preguntas, etc. esos segundos en su mente debieron ser horas de aflixión estudiantil. Como también fui estudiante, la experiencia me hizo reconocer esos sintomas de inmediato, sin embargo, había algo distinto ahora, conocía los secretos del EFT y de cómo bajar la intensidad de ese nerviosismo emocional y mental de mi hijo en unos nimutos. Le tomé de la mano y comencé a hacerle tapping hasta que bajamos su estado nervioso a unas palmas cerradas. Habíamos terminado y le llamarón para que pasara a dar su prueba, como si todo hubiese estado crenometrado o dirigido por algún coordinador invisible que diera las instrcciones de entrar al momento de terminar nuestra simple terapia. Al poco tiempo llegó junto a mi otro niño que se sentía mal, decía que tenía fiebre y esperaba a sus padres para llevarlo a casa, me acerqué a él tratando de indagar qué le sucedía en realidad alentado por mi instinto y curiosidad. Después de unas amables palabras conseguí ganar su confianza, averiguando que conocía a mi hijo aunque no eran del mismo curso. Me contó que tenía que dar un exámen y que fue tranto el nerviosismo por no estar preparado de pronto comenzó a sentirse con fiebre fiebre y dolor de cabeza como si quisiera escapar de ese lugar tortuoso en ese momento para él y las únicas armas que poseía era si mismo. Entendí lo que ocurría, tomé su mano, comencé a hablar con él al mismo tiempo que le hacía tapping. En un principio él no sabía lo que ocurría y creo que nunca lo supo, sólo me veía que yo daba pequeños golpecitos en su mano y partes de su cara que lo hacían sentir mejor. Mientras hablábamos del miedo que sentía en ese momento porque se sentía incapaz de rendir ese examen y de cómo podíamos cambiar eso, su semblante también cambió, sus mejillas se relajaron y su mirada furtiva de pájaros desvandados comenzó a tomar una dirección. Le pregunté cómo se sentía ahora y me respondió que mejor, más tranquilo y que su dolor de cabeza había desaparecido, pero lo que más me sorprendió fue su sinceridad y apertura a contarme cosas que él veía a menudo, ese libro de emociones comenzaba a abrirse por si solo dejando en mi memoria frases que no olvidaré, peovenientes de la imaginación pura de un niño, libre de projuicios y estructuras racionales, me sentía conectado con un pequeño espíritu en busca de una libertad emocional, mostrandome fantasmas que nunca antes había mencionado a otros adultos y en ese mismo momento llegaron sus padres y se lo llevaron tan rápido como un torbellino mueve las hojas. Lo que sucedió allí fue extraordinario y creo que fue el inicio de una aventura sin presedente, nedie más se dió cuenta y creo que aunque hubiesen estado no lo hubiesen entendido.
Antes de un examen en la escuela
Pablo Olmedo. Ingeniero y terapeuta en EFT. Creador de Magic Tapping Adventure, un juego bajsado en la terapia emocional. www.tappingadventure.com. www.cetis.cl.
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