¿Sabías que presionar a tu hijo a que deje los pañales cuando no está listo, o cuando no se usa un método adecuado para ello, puede generarle dificultades y traumas?
El proceso debe ser natural y no obligado, debería ser como cualquier otro aprendizaje durante la infancia, pero no podemos desconocer que es un tema que genera mucha angustia e inquietud en los padres y que es trasmitida a los hijos.
Evitar situaciones agresivas es muy aconsejable, en ningún momento el niño debería asociar este aprendizaje de dejar el pañal con este tipo de conductas por parte de los padres, que pueden incluir gritos y en ocasiones castigos físicos, que muchas veces corresponden a que inconscientemente hemos perdido el control, la situación nos supera y donde tenemos indicios de que el método que utilizamos no es entonces, el adecuado.
Cuando el proceso ocurre de una forma traumática, podemos ocasionar miedos en nuestros hijos, que pueden incluir el de no “hacer lo que se espera de ellos”, o no cumplir con las expectativas de los padres.
Miedo a entrar al baño, a sentarse en él, que puede ocasionar llanto incontenible. Angustia y nerviosismo, falta de seguridad en sí mismo, y cuando en nuestro desespero hemos usado alguna que otra palabra hiriente, lamentablemente terminamos por menoscabar la autoestima de nuestro pequeño, sin la menor intención de hacerlo.
Un niño que no está preparado, y es presionado para hacerlo puede volverse tímido, no querer ir a lugares por miedo a mojarse en la ropa, o podemos crear el efecto contrario y que este mojando en todos lados, generándonos vergüenza con nuestros familiares y amigos. Y donde indiscutiblemente en ambos casos el niño no se siente bien consigo mismo.
En algunas ocasiones podemos generar también estreñimientos y constipaciones o retenimiento de la orina por períodos largos de tiempo, lo que termina indiscutiblemente en el consultorio de un pediatra.
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