En 1975 se descubrió que más de 17 derivados de la cloración de las aguas, y entre ellos los Trihalometanos (THM), que no son ni más ni menos que los restos de la materia orgánica que ha eliminado el cloro, son cancerígenos.
Siguiendo dicha línea, el 06-09-01, en la Vanguardia Digital se publicó el siguiente artículo:
"Un amplio estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y del Instituto Municipal d'Investigació Médica (IMIM) de Barcelona revela que el agua de consumo doméstica contiene sustancias que pueden desencadenar algún tipo de enfermedad cancerosa: los trihalometanos (THM), que se forman cuando la materia orgánica que arrastra el río entra en contacto con el cloro de la planta potabilizadora y otros residuos de la cloración son responsables de unas 600 muertes anuales en España.
Un estudio de la OCU publicó que el agua del grifo de las ciudades de Cáceres, Ciudad Real, Zamora y parte de Alicante, Ávila y Murcia, era no potable a finales de 2005. Tenía (y probablemente aún tenga) un exceso de trihalometanos… Y éste no es el único problema detectado. Y la calidad del resto de ciudades analizadas dejaba mucho que desear.
Si tenemos en cuenta que a lo largo de nuestra vida consumimos alrededor de 50.000 litros de agua, será de vital importancia el cerciorarnos de la calidad que ofrece el agua que utilizamos para nuestro consumo y el de nuestra familia.
Es por ello que el control y calidad del agua que dispondremos en nuestro hogar debe ser objeto de un mayor análisis del que actualmente prestamos, no dando importancia realmente al agua que consumimos.
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