Decir que esta forma de averiguar el futuro es poco menos que una “ciencia” milenaria, que viene demostrando su veracidad a lo largo de los tiempos remotos.
El tarot desde el concepto de las energías que se desprenden de su sabiduría hasta el ciclo de los cinco elementos: metal, agua, madera, fuego y tierra, viene siendo la base fundamental en cuestiones adivinatorias, ya que él forma parte no sólo de la inquietud del ser humano por saber que le depara el futuro sino que supone un inmenso descubrimiento del lugar que ocupa en este espacio llamado Tierra.
También está relacionado con el lugar y la fecha de nacimiento, de ahí la importancia del signo zodiacal que a su vez en las tiradas de cartas juegan un papel crucial. A través de dichos elementos, el tarot descubre una perspectiva insospechada que carta a carta van expresando la vida del consultante, haciendo que éste vea y entienda sus acontecimientos como si de un reflejo de sí mismo se tratara. Una vez que se hayan comprendido los conceptos, la persona podrá hacer uso de su libertad es decir, los pondrá en práctica cuando lo desee o no los pondrá.
Aceptar las sugerencias de las tiradas de cartas no es difícil, simplemente es cuestión de apreciar que los acontecimientos que rodean a las personas son únicos y por lo tanto cuando el tarot desvela sucesos también debería tomarse un tiempo reglamentario para asimilar la letra minúscula descrita en las figuras de los arcanos.
Las cartas no siempre da malas noticias, en la mayoría de las tiradas se trata de apreciar que las cartas son herramientas que muchas personas necesitan para hacer cambios emocionantes y positivos en su espacio interno y vital y que, al igual que sucede con todo proyecto de futuro, ponerse a prueba ante el tarot y comprobar su eficacia, supone una gran diferencia a la hora de ver resultados.
Berta de la Torre
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