Mi mujer y yo no habíamos pensado nunca en Valencia para realizar una escapada corta, pero unos amigos nos lo recomendaron y decidimos probar. Y la verdad es que acabamos encantados: un fin de semana en Valencia da para mucho, ¡y más!
Para empezar, vale la pena pasear tranquilamente por su extenso casco histórico, en el que destacan monumentos como la Catedral y su torre del Micalet, las Torres de Serranos y de Quart, la Lonja de la Seda o el Palacio del Marqués de Dos Aguas. El Barrio del Carmen, en pleno casco histórico, es un barrio milenario que creció entre las murallas musulmana y cristiana y que vale la pena visitar. Además, alberga el IVAM (Instituto Valenciano de Arte Moderno), parada obligatoria para los amantes del arte.
Sin embargo, la mayor atracción turística de Valencia es la Ciudad de las Artes y las Ciencias, un complejo arquitectónico y cultural a orillas del Turia inaugurado en 1998. Cuenta con el acuario oceanográfico más grande de Europa, con varios museos y salas de exposiciones, con una enorme sala de proyecciones de cine IMAX y con múltiples paseos y plazas que invitan a pasar todo el día. Dejando de lado las exposiciones, el lugar en sí ya merece la pena una visita, ya que es realmente espectacular, fuera de lo común.
Si el tiempo acompaña, vale la pena acercarse a una de las playas de la ciudad, la playa de las arenas y la playa de la malvarrosa. Ambas cuentan con un extenso paseo marítimo y con un sinfín de restaurantes donde degustar productos locales, como la famosa paella valenciana o una rica horchata con fartons.
Además, la ciudad celebra a lo largo del año varios acontecimientos que, por sí solos, bien merecen una escapada, como las fallas en marzo o el GP de Fórmula 1.