En los inicios del siglo veinte, el mundo del cronometraje estaba confrontado a los nuevos retos que les presentaba la carrera de competición y la precisión necesaria que se requería. Los hijos sucesores, Charles Auguste Heuer y su hermano Jules Edouard, del fundador de la marca Edouard Heuer, decidieron lanzaran un desafío a sus trabajadores con el objetivo de fabricar un contador de una precisión de cinco a diez veces superior a todo lo que existía por el momento. Estos son los origines de la evolución, de horas de trabajo de invención, que por fin en el año 1916 se puede presentar al mercado los resultados de esta ardua investigación, el modelo Mikrograph, el Microsplit, el Semikrograph y el Semicrosplit. Estos son los primeros contadores mecánicos de la historia en el mundo con una precisión al 1/100e y a 1750e de segundos. En esa época la precisión de los instrumentos de cronometraje no lograba alcanzar que 1/5e de segundos.
Por lo tanto este nuevo desarrollo revoluciono la ciencia de la época, la industria y la el sector entero de la relojería ; y de igual modo propulso de nuevo a la manufactura de relojes suizos Tag Heuer a perpetuarse como el proveedor oficial de cronógrafos para los Juegos Olímpicos de Amberes en el año 1920, lo mismo en los Juegos Olímpicos de Paris en el año 1924 y en los Juegos Olímpicos de Amsterdam del año 1928. A partir de este momento miles y miles de movimientos y mecanismos Mikrograph serán fabricados durante los próximos sesenta años, hasta la interrupción de su fabricación en el año 1969. Todo este conocimiento y saber hacer, de fabricación de tantos modelos e instrumentos durante tanto tiempo le permitirá a la firma de alta relojería suiza de convertirse en una autentico experto en materia de fabricación de movimientos capaz de batir a velocidades de 360 000 oscilaciones por hora.