En el momento histórico en el que nos encontramos se hace referencia a la “sociedad del conocimiento”. Es un término o concepto elaborado para definir una sociedad en la que la información circula rauda, sustentada en las herramientas tecnológicas que están en manos de algunos pocos, que se valen de ellas para hacer circular una cantidad de información tal, que no nos tomamos el tiempo para asimilar de forma crítica para elaborar el verdadero conocimiento. Nos importa la información más no el conocimiento. Es una paradoja o contradicción grane: en la “sociedad del conocimiento”, el conocimiento pierde su real dimensión y se equipara a la mera información o a las herramientas por medio de las cuales se transmite dicha información, en todos los ámbitos de la sociedad, en lo político, económico, cultural y, claro está, educacional.
La sociedad se transforma y necesariamente involucra en ese proceso transformador al hombre, sin el cual, la sociedad no sería posible. Son esos cambios los que le ofrecen a la educción un campo de trabajo. Es en esa sociedad en la que la educación entra a desempeñar un papel de revaloración del conocimiento, sin desconocer los contextos, sino a partir de ellos.
Cuando Juan Carlos Tedesco nos plantea como pilares de la educación el aprende a aprender y el aprender a vivir juntos, lo hace porque ambos se interrelacionan y se hacen necesarios el uno para el otro. En primer lugar, aprender a aprender, significa que la persona está en condiciones de asimilar muy bien toda la información con la que se ve irradiado y que proviene de tantas fuentes, como los medios de comunicación, entre ellos principalmente la televisión, y la red de redes o Internet, a partir de la cual la información circula a una escala que el hombre no logramos dimensionar. Aprender a aprender significa cuestionar toda esa información para construir los conocimientos, a partir de los cuales es posible vivir juntos, el segundo pilar. Vivir juntos no significa estar una al lado del otro, como entes sin conciencia, sino valorar la presencia del otro y asumir ese compromiso con él que haga posible la sociedad.
Ahora bien, esta es la labor de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia. Un desafío que es necesario asumir para proyectarse hacia un futuro exigente, en el que la sociedad seguirá cambiando sin ninguna duda. Esta Universidad se virtualiza y asume un reto grande con la educación y la construcción del conocimiento. No se puede caer en la trampa de creer que el conocimiento es la información que se transmite, mucho menos en pensar que lo es las herramientas que se utilizan para acortar distancias y transmitir esa información, eso no debe suceder. Es necesario, en una educación virtual a distancia, descubrir el potencial de las herramientas y a partir del la información que se transmite posibilitar la construcción de conocimientos significativos. El reto se ha asumido, el reto es con la sociedad y el conocimiento, sólo el trabajo serio y consiente podrá dar como resultado el progreso añorado de nuestra sociedad mundial.
