Lípidos altos

Los niveles elevados de ciertos tipos de lípidos, algo bastante común, son capaces de provocar enfermedades cardiovasculares. Las modificaciones en el estilo de vida y, sólo en caso necesario, la correcta utilización de fármacos son capaces de prevenir dichas patologías.

El colesterol es necesario en nuestro organismo. Sin él, no se producirían hormonas sexuales masculinas ni femeninas y, por lo tanto, la vida desaparecería de nuestro planeta. Además, tenemos que tener en cuenta que permite que nuestro cuerpo forme vitamina D, los intestinos lo necesitan para absorber los nutrientes y a las células les es imprescindible para construir su membrana externa.

La mayoría del colesterol presente en la sangre procede del hígado; tan sólo una pequeña parte proviene de los alimentos que ingerimos. Así, a partir de los hidratos de carbono, las proteínas y, por supuesto, los lípidos, nuestro organismo dispone de los elementos necesarios para producir su propio colesterol.

Colesterol bueno y malo Los lípidos, el colesterol es uno de ellos, no se mezclan con la sangre, no pueden ser transportados como tales por la misma. Para solucionar este problema, el colesterol y otros lípidos se unen en la sangre formando unas pequeñas partículas recubiertas de proteínas llamadas lipoproteínas. Las más importantes son la LDL (el denominado colesterol "malo”), que contiene muchos lípidos (fundamentalmente colesterol) con pocas proteínas, y las HDL (el “bueno), con mucha carga proteínica y escasos lípidos.

No sólo debemos conocer nuestro valor de colesterol total sino también el de LDL colesterol y el HDL colesterol. Y es que podemos tener valores elevados de colesterol total, acompañados de niveles altos de HDL colesterol y relativamente bajos de LDL colesterol, no representando esta situación un riesgo coronario importante.

¿Por qué se tiene el colesterol alto? El colesterol elevado puede ser consecuencia de: - Una predisposición genética del organismo para producir mayor cantidad de colesterol de la que necesita. - Una dieta excesivamente rica en colesterol. - No eliminar suficiente colesterol por el intestino con la bilis.

¿Qué son los triglicéridos? Son una clase específica de lípidos y representan el 90 por ciento de las grasas que contienen los alimentos que tomamos habitualmente. Aunque nuestro organismo los necesita fundamentalmente para producir energía, al igual que el colesterol, una cantidad excesiva de los mismos en la sangre es altamente perjudicial para las arterias del corazón.

En general, se recomienda que los niveles de lípidos en sangre sean:

- Colesterol total con valores inferiores a 190 mg/dl y LDL colesterol menor de 115 mg/dl en personas que no tienen enfermedad coronaria pero con algún factor de riesgo coronario además de los lípidos elevados (hipertensión arterial, fumadores, obesidad, vida sedentaria, antecedentes familiares de infartos prematuros…).

- Los enfermos que tienen algún problema en sus arterias coronarias o son diabéticos o tienen múltiples factores de riesgo deberán tener el colesterol total con valores inferiores a 175-155 mg/dl y el LDL colesterol menor de 100-80 mg/dl. El HDL presentará valores superiores a 45-40 mg/dl y los triglicéridos inferiores a 150 mg/dl.

¿Cómo conseguirlo? Lograr esta situación implica, en primer lugar, llevar una dieta para colesterol equilibrada pobre en grasas saturadas, siempre bajo supervisión de un médico experto en nutrición para poder llevarla adecuadamente. Además, hacer ejercicio físico permite disminuir peso de una forma regular, no brusca y, lo que es más importante, mantenerse posteriormente en el peso correcto. Si pese a ello los niveles de lípidos siguen siendo elevados, el paciente, sin abandonar la dieta, deberá tomar el fármaco prescrito por su médico correspondiente, siempre bajo vigilancia rigurosa y sometiéndose a los controles periódicamente indicados por el facultativo. Por último, en una persona con varios factores de riesgo coronario, el médico nunca deberá intentar corregir únicamente el colesterol. Realizará un abordaje completo de todos los factores para lograr una prevención eficaz.