Las persianas son elementos mecánicos o manuales que se utilizan para proteger, de la luz solar o el calor, el interior o el exterior de balcones y ventanas.
Una persiana puede construirse por medio de diferentes materiales, sin embargo, el plástico PVC y el aluminio son la materia prima más usada para la creación de persianas, esto es a causa de la ligereza y la resistencia de ese tipo de material.
Las persianas funcionan con un movimiento doble de apertura y cierre, el cuál suele ser resumido en una acción de subida y bajada de la persiana. Por medio de un tambor superior, es posible que los usuarios puedan enrollar o desplegar toda la persiana. Esta es la razón por la cual las persianas se componen de listones que se pliegan o enrollan.
La palabra persiana tiene raíz en el vocablo francés “persienne”, que hace alusión a las cosas o personas provenientes de Persia, dicho término comenzó a utilizarse en el siglo XVIII.
Existen diferentes mecanismos para mover una persiana, algunos de ellos son: Motor eléctrico y un control domótico para persianas. Cinta o escalerilla, mediante la cual se recoge por medio de una polea inferior (con un muelle interno) y otra superior las persianas, en este tipo de mecanismos la fuera es generada por el peso de la misma persiana. Este sistema de movimiento es el más habitual en las persianas, también se puede encontrar motorizado. La manivela es mucho más lenta que la cinta, ésta se acciona con un torno que sirve para recoger un cable, el cual pasa por adentro de un tubo que va empotrado a las paredes, este mecanismo requiere de menos fuerza para recoger la persiana.
Por último, podemos encontrar persianas que se enrollen por medio de una cuerda que pasa por su centro y que nos permite atar la persiana a un extremo de la ventana.