Las placas solares para uso doméstico han marcado un hito en la Generación Y. Podemos atribuir su gran éxito a las campañas de Al Gore o quizá a una mayor concienciación a raíz de la crisis que se avecina por el calentamiento global. Pero sea cual sea la causa, la demanda de placas solares domésticas está subiendo como la espuma.
Este hecho refleja una grata tendencia hacia una nueva era en la que se desechan las formas de energía provenientes de fuentes derivadas del carbón, tan contaminantes y peligrosas para el medio. Muchos apuestan ya por formas más verdes de generar electricidad y muy especialmente por las fuentes de energía renovables.
En las placas solares domésticas, las celdas fotovoltaicas transforman la energía preveniente del sol en corriente eléctrica aprovechable y la van almacenando. Contrario a la creencia popular de que las placas solares sólo funcionan bien en lugares como el Sáhara, lo cierto es que resultan eficientes en cualquier parte de España.
Es una verdadera lástima que no se potencie más por parte del estado y las autonomías la instalación de placas solares en los hogares, la cual sigue resultando ridículamente cara, quizá por la influencia de las grandes empresas petrolíferas. Incluso hay economistas que sugieren que es porque no existe ninguna necesidad de reemplazar los mecanismos existentes para la fabricación de energía por otros basados en fuentes de energía renovables. Total, los paneles solares domésticos son exactamente igual de efectivos.
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