Un año más, por este 2013 ya se acabaron, las fiestas son extintas, celebración y días de descanso que son las primeras mini-vacaciones del año, aunque para muchos y cada vez más, son unos días cualesquiera de más vacaciones forzosas; Semana Santa religiosa y espectacular, donde los pasos y las procesiones inundan ciudades, pueblos y llena los corazones de los creyentes, y para otros llena una semana ociosa en algún sitio agradable, o en su defecto asumible.
Pero, en un país en su esencia de connotaciones laicas, las procesiones de todo tipo ya no son solo un veto cerrado a las conmemoraciones cristianas, y visibles solo en Pascua, ya que muchos de nuestros conciudadanos llevan el peso de una implacable Cruz inmaterial en sus hombros, producto del mal hacer de unos poderosos llamémosles Romanos, que con sus Acciones Preferentes, han llevado a la penitencia a ignorantes, desinformados y desprotegidos, en algunos casos incluso hasta el infierno; en las que las coronas de espinas han sido sustituidas por modernos contratos con cláusulas pecaminosas, irracionales, que han abrasado los deseos y las ilusiones futuras de muchas personas de nuestro alrededor, encadenados de nuevo a las cadenas del desespero.
Todos, hemos vivido una época de Cuaresma muy amplia y ahora nos está tocando vivir una larga Pascua, muy larga, aunque la mayoría no perdemos la ilusión de que en un breve espacio de tiempo resucite nuestra economía, pero para que no paguen siempre justos por pecadores alguna cosa más habrá que hacer, (deberemos hacer).
¡Amén!.