Se puede tener una vida normal, con algunos ajustes. Comparado con las personas que no tienen una enfermedad crónica, el paciente con VIH tendrá que ir al médico más frecuentemente y tendrá que tomar más medicamentos. Sin embargo, el tratamiento para el VIH en la actualidad es mucho más sencillo de lo que era en el pasado. Muchos pacientes ahora solo tienen que tomar una o dos pastillas por día y visitar al médico por veinte minutos, dos o cuatro veces en el año. Dichos pacientes están ocupados con su vida rutinaria, como el trabajo y los estudios, pueden viajar, permanecer físicamente activos y mantener relaciones interpersonales.
Los ajustes más importantes, son frecuentemente aquellos que tienen que ver con las relaciones interpersonales. Es posible que sea necesario educar a los amigos y miembros de la familia, para que traten al paciente de una manera normal. Las relaciones sexuales representan un reto importante. Si se cuenta con una pareja en la actualidad que es VIH negativo tendrá que enfrentar su propio miedo al contagio, el cual es un obstáculo que no todas las relaciones de pareja logran superar. Involucrarse en una nueva relación sentimental implica las complicadas cuestiones de comentar que se es VIH positivo, el miedo al rechazo y la perdida de la confianza en sí mismo.
Puede sonar increíble, pero tener VIH se ha convertido en la menor de las preocupaciones rutinarias; en la actualidad tiene un bajo impacto en la vida que lleva cada paciente y en las decisiones que éste toma. Llegar a ese punto toma tiempo, apoyo y en algunos casos terapia psicológica. El paciente puede no estar allí, pero lo hará.
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