Desde hace un tiempo que se puede comprobar que los estadios no consiguen el lleno absoluto en las finales de las competiciones europeas de tiempo atrás. Pero ni mucho menos la culpa es de las aficiones, o de los equipos a la hora de repartir las entradas, ni la culpa es de los precios de las entradas, descomunales por otra parte. La culpa es de la manera que tiene la FIFA de repartir las entradas; ellos se quedan con una gran parte de las entradas para repartirlas, y luego esa gente no va al estadio, por lo que el estadio no consigue tener el lleno que se merece en una final Europea.
Un ejemplo muy claro de eso puede ser lo que ocurrió ayer en Turin, en el partido que enfrentaba al Sevilla y al Benfica en la final de la Europa League (la antigua UEFA). En ese partido hubo casi 7.000 asientos libres, y todos los equipos vendieron todas las entradas que poseían, e incluso por reventa. La gente quiere estar en las finales y cantar con su equipo, la gente quiere animar para que su equipo pueda ganar. Ayer fue vergonzoso que esos casi 7.000 asientos estuviesen vacios, habiendo quedado tanta gente fuera porque las entradas estaban agotadas.
Me parece bien que la FIFA se quede con una cantidad de entradas para repartirlas ellos, pero deberían de obligar la confirmación de las personas a las que les entregan esas entradas, y si esas personas no pueden ir al partido, repartirlas de alguna manera, para que el estadio tenga el aforo que se merece.
A pesar de todo, también me parece mal que los equipos sean los que menos entradas poseen. No han luchado para llegar a la final la FIFA, han luchado los dos equipos, por lo que sería normal que ellos fuesen los que se quedasen con más entradas para venderlas entre los aficionados, que son los que sufren y se alegran con sus equipos. Por qué en el fondo, una final sin dos buenas aficiones no es una misma final; el fútbol necesita a la afición.