Posiblemente en más de una ocasión hayáis escuchado hablar de aguas duras, blandas y medias aunque no todo el mundo sabe exactamente qué diferencias hay entre cada una de ellas. El tratamiento de aguas puede ser diferente para cada una de ellas y aunque todas ellas sean agua, cada una tiene sus características especiales.
Agua dura
Esta agua es la que cuenta con un alto índice de minerales, sobre todo sales de magnesio y calcio. Esta clase de agua se suele dar principalmente en suelos calcáreos y éstos son los que impiden que otras sustancias puedan disolverse correctamente en el agua.
Una de las características de las aguas duras es que suelen dejar bastantes más residuos, dejando restos en desagües y tuberías, pudiendo provocar problemas de atascos. Por esa razón se recomienda instalar un descalcificador de agua.
Agua blanda
El agua blanda es aquella en la que se encuentran disueltas pequeñas cantidades de sales. Esta agua suele proceder de aguas de pozo o zonas superficiales. El agua más blanda que hay es el agua destilada, la cual no posee ningún mineral y no es recomendable para el consumo humano.
Agua media
Aunque muchas personas piensan que solamente existen las aguas duras y las aguas blandas, el agua de dureza media también está muy presente en muchos hogares. Como su propio nombre indica, es aquella cuyas características la sitúan directamente en los niveles intermedios de lo que es el agua dura y blanda en relación a la cantidad de minerales con las que cuenta.
Cada situación geográfica cuenta con su propia calidad del agua, por ello es importante realizar un análisis de la misma o conseguirlo mediante la empresa municipal de aguas, para saber qué clase de dispositivo utilizar para tener siempre en casa el agua de la mejor calidad posible.