Cuando se diseña la seguridad de un negocio, de una vivienda o incluso de grandes naves industriales, se suele tener en cuenta todas las ventajas de las tecnologías empleadas, y generalmente se suelen olvidar las desventajas. Por ejemplo las alarmas inalambricas tienen la gran ventaja de apenas necesitar instalación, pero tienen la gran desventaja de que un intruso pueda anularla con un inhibidor de frecuencias.
Un intruso, realmente puede burlar casi cualquier sistema de seguridad, el truco radica en ponérselo lo más difícil posible, para que desista en el intento. Para ello hay que combinar alarma cableada (inmune a los inhibidores) e inalámbrica, incorporando en el mismo sistema distintos tipos de sensores y un adecuado conjunto de camaras de seguridad.
La alarma, puede estar conectada a una central de alarmas. Conviene que esta conexión con la central sea tanto a través de telefonía fija como de telefonía móvil. Siendo realmente raro que ambas conexiones dejen de funcionar a la vez.
No hay que descartar señuelos como cámaras de seguridad ficticias, o incluso videograbadores falsos, ubicando el auténtico en un lugar más seguro, a fin de prevenir el sabotaje.
Dificultando la tarea de anular el sistema de seguridad, se previene el intento de intrusión, robo o hurto, y en caso de que este finalmente se produzca, este no pasará desapercibido, pudiendo evaluar el cómo y por qué ha sucedido, para tomar entonces las medidas más adecuadas, tanto legales, como para prevenir que vuelva a suceder.