Lo que os voy a contar muy probablemente os hará retroceder veinticinco años en el tiempo. Sí, a aquella época, sobre todo de la sociedad norteamericana, en la que los chicos con tupé y cazadora de cuero iban a buscar a las chicas con faldas voluminosas para besarlas en el coche frente a una pantalla de cine al aire libre; y acariciarse y... bueno, el resto os lo podéis imaginar. El tema es que tengo novia. Estamos muy enamorados, nos regalamos muchas cosas, todo es muy bonito, muy rosa... las chorradas de siempre. Lo que ella y yo queremos es, básicamente, consumar todo ese color rosa de otra forma; de una forma más... física, si entendéis lo que quiero decir. Pero no podemos: ambos vivimos todavía con nuestros padres muy a pesar nuestro. Y eso que ya tenemos veinte años.
Por suerte, hay algo que yo sí que tengo: un carnet de conducir. Y tengo otra cosa, también: ahorros secretos fruto de tres años de esfuerzo. Sabía que algún día me servirían para algo y en efecto: me dan para buscar coches de segunda mano en Alicante. Cuál ha sido mi sorpresa cuando he encontrado no uno, sino dos, tres y hasta siete u ocho coches que me gustan y que entran dentro de mi presupuesto. Ahora mismo creo que los coches de ocasión son la mejor invención que se ha hecho en la vida. Por fin, mi novia y yo podremos tener espacio; quizá un poco incómodo, pero algo es algo. Y además, me servirá para menesteres más mundanos: ir a clase, salir con mis amigos fuera de la ciudad, volver a la hora que me dé la gana sin preocuparme del transporte público, etc.
He tenido la decencia de invitar a mi novia a ver todos los coches segunda mano de Alicante que me han interesado. Vivir aquí merece la pena solo por eso.
