Un consejero es alguien que te dice cómo hacer las cosas pero no las ha hecho personalmente. Casi todos los consejeros son empleados o trabajadores por cuenta ajena. Hasta aquí todo bien. El problema viene cuando un consejero trata de explicarte que es lo que debes hacer para, por ejemplo, gestionar un negocio o empresa. Es muy probable que esta persona nunca haya sido poseedora de un negocio.Otro ejemplo muy claro son los agentes de bolsa. Son personas que te dicen en que acciones o productos financieros debes invertir y en cuales no. Sin embargo, en un gran porcentaje de casos, el ingreso principal de estos agentes no proviene de la inversión en acciones sino de los honorarios que cobran por aconsejar a otras personas. ¿Por qué hacer caso a alguien que no tiene éxito en esa actividad? Suena paradójico, ¿verdad?
Por otro lado, un mentor es alguien que, a diferencia del consejero, ya ha hecho antes lo que tu quieres hacer o conseguir y ha tenido éxito al hacerlo. Si por ejemplo me he propuesto correr una maratón y acabarla, lo mejor es pedir consejo a personas que ya hayan corrido alguna y hayan podido llegar a la meta. Incluso si tengo la oportunidad de entrenar algunos días con esta persona mucho mejor.
Con esto no estoy diciendo que no debamos escuchar a los asesores o consejeros. Pero si que tenemos que tener muy claro si el consejo que nos dan proviene de un mentor o de un consejero, y tras una reflexión, darle la relevancia que se merece.
Todo esto es aplicable de forma directa al Network Marketing. Si queremos tener éxito en esta actividad, debemos buscar alguien que haya conseguido lo que nosotros queremos. Este objetivo puede establecerse en dinero ganado, tamaño de la red o capacidad de liderazgo. Todo está estrechamente relacionado. Una vez hayamos encontrado a alguien a quien seguir, tomaremos sus consejos y su forma de trabajar para poder llegar a nuestra meta.
