La vida moderna nos lleva a correr todo el tiempo. Los problemas nos producen estres.
Al descanso y el ocio les dedicamos cada vez menos tiempo. Pasamos horas, casi sin movernos, frente a una computadora, el volante del coche, en una tarea repetitiva de nuestro trabajo, o en una posición incorrecta.
Y cual es el resultado de todo esto? Nuestro cuerpo nos pasa factura. Es como si nos dijera: “Hey, hazte cargo de tu bienestar o yo te voy a obligar a hacerlos por las malas”.
Y como seguimos sin escucharlo aparecen las consecuencias: las contracturas musculares.
El cuello y los hombros comienzan a absorber todas esas tensiones laborales y los músculos se contracturan. Y aparece el dolor, la rigidez, el vértigo, la visión de lucecitas, etc.
Si seguimos sin tenerlas en cuenta, porque creemos que son cosas esporádicas, que van a pasar, el problema se cronifica y puede derivar en problemas serios.
El tratamiento médico es variado y abarca diversos aspectos de la fisioterapia, pero no alcanza.
Hay que buscar actividades placenteras que nos relaje (ir al cine, a una cancha de futbol, a un concierto, etc).
Sino tenemos en cuenta el descanso de algunos minutos al día en nuestra tarea laboral, de adoptar una buena postura tanto para dormir como para estar sentados y no combatimos el estres, el problema reaparecerá.
Tenemos que empezar a hacernos cargo de nuestro bienestar.