Diario 24-3-08

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24-3-08

Se han terminado los cinco días de descanso. Ahora toca escuchar con paciencia el relato casi siempre fantástico de las fantásticas aventuras vividas por los amigos, los vecinos, los compañeros de trabajo durante los fantásticos viajes que han disfrutado. Muy pocos se quejarán de algo, salvo el que nació quejica. El resto intentará provocar nuestra envidia haciéndonos creer que han vivido los mejores días de su vida. Quizá sea cierto. Quizás odiamos tanto nuestro quehacer diario que cualquier cosa diferente nos parece mucho más gratificante de lo que realmente es. O, no debemos descartarlo, lo que sucede realmente es que quienes no viajamos a la vez que el común de los mortales somos individuos desgraciados por naturaleza, seres cabizbajos y taciturnos que nos conformamos con ver las maravillas del mundo por televisión; o, los más aburridos, en los miles de libros que se publican (¿para qué?) cada año; o, los menos osados, con vivir aventuras en su casa, bien resguardados por el calorcito de la calefacción. Es muy fácil criticar las conductas ajenas y, dependiendo del ingenio de cada cual, puede ser incluso divertido. Pero es una labor que dura poco: seguro que la mayoría ya está pensando en el próximo viaje.

A Curuxa

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