La novia se sube a la silla y mira a las solteras, solteronas y niñas de los invitados agruparse detrás de ella. Ya arriba, le pasan el ramo y lo sostiene fuerte en sus manos. Los ramos de novia ya están en su plataforma de despegue.
El rito comienza con un calentamiento del brazo y una simulación del lanzamiento. El grupo de mujeres detrás de la novia creen que esta simulación es para cucarlas a que ya se lanzará el ramo de novia. Los presentes empiezan con la cuenta regresiva. Diez, nueve, ocho, siete, la novia continúa con su calentamiento de brazo estirándo y doblando los codos. Seis, cinco, cuatro, las manos aflojan un poco el agarre en el tallo de las flores, alistando todos los sistemas de lanzamiento para la cuenta final. Tres, dos, uno, despegue.
Los ramos de novia inician su trayectoria parabólica hacia el grupo de solteras en vísperas de casarse. Las niñas y adolescentes brincan antes de tiempo y no llegan a la estatura de las mujeres adultas. La tía divorciada espera que esta sea la señal de que encontrará un nuevo amor. El ramo de novia gira, perdiendo algunos pétalos y hojas. El listón con el que está amarrado el ramo hace resistencia contra el aire que ninguno de los presentes aprecia.
Por fin, el descenso final, la zona de aterrizaje es un terreno brusco, las manos que quieren el ramo de novia son demasiadas y se corre el peligro de que el ramo termine partido en dos o arrancado de la punta. Éxito al fin, cae en las manos de una joven soltera que salta de gusto mientras las demás le aplauden y le bromean algo envidiosas. El novio se ajusta la corbata mientras los hombres lo palmean condenándolo en una burla que refleja alegría por él. El siguiente casamiento en la lista.