“El poder no viene del conocimiento que guardas celosamente, sino del conocimiento que compartes”
Bill Gates
Solemos dar más importancia a lo que mantenemos oculto dentro de nosotros: ideas, información, datos que nos dan aparente ventaja competiviva.
La información y el control que tenemos sobre ella representa estrategia basica: lo que dices genera consecuencias y cambia las cosas. No se debe cuidar tanto lo que entra en tu boca como lo que sale de ella.
Pero si admitimos esto, también afirmamos lo siguiente. Nuestras palabras tienen el poder de cambiarlo todo, de comenzar o terminar algo. Y en ellas está contenido el poder más grande de nuestra influencia. Son una explosión exponencial de algo que antes era nuestro pensamiento.
Cuando trabajas en equipo, no es la información que te reservas la que te facilita la vida. Es la información que compartes la que te permite trabajar menos y lograr mas.
La raíz de la comunicación: el hacer común a todos, significa que no llevas tu sólo el peso de algo. Significa que le diste a los demás la oportunidad de entender una circunstancia que te rebasa. Esa circunstancia, compartida, te permite ampliar un problema y disolverlo en partículas más ligeras.
¿Cuantas veces nos alivia simplemente el hecho de confesar lo que sentimos? ¿Cuantas veces nuestros problemas vienen de no poder, no querer decir algo?
Y en tu equipo (imagina tu negocio, tu red, tu trabajo) la información que incumbe a todos, la que todos pueden ayudar a manejar o aquella que te ayuda a delegar o a retroalimentarte debe fluir vigorosamente y sin contratiempos.
Con ello eliminarás problemas y concentrarás tu energía donde si haya que hacerlo. Mientras tanto, hay que saber como los liberales, dejar ser, dejar pasar.