Como todas las cosas en el universo, el cuerpo humano hace las cosas en un tiempo fijo. Hay un tiempo cuando es muy activo. Hay tiempos cuando siente que debe descansar. También, ¿no te preguntes porque no queremos comer a la medianoche aunque la última vez que hemos comido es a las 6 de la tarde?
Es porque el cuerpo sigue un ritmo que depende al día. Como un día tiene 24 horas, las actividades humanas también siguen este rito. Este ritmo se llama el Ritmo Circadio. A lo mejor, no damos cuenta, pero puede tener efectos catastróficos si este ritmo cambia. La interrupción de este ritmo puede resultar en problemas médicos.
A parte de la falta de gusto para comer, uno los más problemáticos es el cambio de horas de dormir. No hay duda que el cuerpo va a dormir. El problema es cuando. Cuando el ritmo circadio no funciona bien, podemos acostarnos en los tiempos cuando debemos ser activos y alertos en los tiempos cuando debemos ser acostados.
El resultado es que no podemos realizar nuestras funciones. Nuestra productividad disminuye. Y también los procesos internos no funcionan como necesitan. A veces, podemos pasar 10 horas sin sentir el hambre porque es el tiempo cuando debemos dormir. Más tarde, cuando estamos acostados, vamos a sentir el hambre, pero no tenemos energía para comer. Huelga decir, es peligroso.
Pero estos casos no son desesperados. Podemos pedir la ayuda de un médico para que el cuerpo arregle su ritmo. Al fin, podemos ir otra vez a las camas tamaño king size y soñar hasta que queremos. Después de todo, no es la cantidad de soñar que es la más importante. Es la calidad.
