El turismo rural no es solo una alternativa al turismo tradicional de sol y playa, es también un escenario ideal para implantación de energías renovables o alternativas. Por tanto las casas rurales no solo son más sostenibles, ya que no se basan en un turismo devorador de recursos, sino que normalmente se encuentran en zonas que permiten un mejor aprovechamiento de estas energías.
Desde luego una casa rural no puede explotar todas las alternativas, al menos no desde un punto de vista energético, pensemos por ejemplo en la utilización de la biomasa o desechos para la generación de electricidad. Esta seria una fuente descartada debido sobre todo a que no se genera la suficiente cantidad, igual sucedería con los biocombustibles.
Por tanto en estos contextos podríamos hablar sobre todo de energía fotovoltaica, térmica y eólica. La energía fotovoltaica y la eólica nos permitirían generar electricidad, la primera a través de la incidencia de rayos solares en las placas fotovoltaicas y la segunda a través de la fuerza del viento recogida a través de un aerogenerador. Para que estas dos fuentes energéticas puedan ser utilizadas en ámbitos rurales donde no existe conexión a la red eléctrica es necesario disponer de un sistema de almacenamiento, normalmente baterías.
La otra fuente energética, la solar-térmica, es aquella que aprovecha el sol no para generar electricidad sino para calentar algo, normalmente agua, que luego será utilizada por ejemplo para el baño.
Con estas fuentes energéticas se podría conseguir la completa autonomía de una casa rural sin necesidad de conexión a la red eléctrica, y el caso de que hubiera conexión podría representar un importante ahorro.
