Quienes se deciden por la instalación de piscinas de fibra de vidrio en lugar de otras modalidades valoran, sin duda, que estas piscinas presentan mucha más resistencia y son más duraderas en principio que las piscinas de hormigón. Pero, eso no quiere decir que sean indestructibles ni que sean eternas.
Aunque durante los primeros años no se va a percibir ningún cambio en el aspecto de nuestra piscina, pasado un tiempo la incidencia de factores climatológicos así como el uso de productos químicos para el mantenimiento del agua acaban haciendo mella. Es esencial que, en el primer momento que empecemos a apreciar cambios, tomemos las medidas adecuadas.
Los propietarios de piscinas de fibra de vidrio deben tener bien presente que se trata de productos reparables, es decir, que abandonen la idea que tienen muchos de que se deben desechar en cuanto presenten muestras de deterioro. Ni mucho menos porque, además, su reparación es bastante sencilla.
De hecho, existen empresas especializadas en prestar servicios completos de reparación de piscinas de fibra de vidrio. Su labor consiste en el sellado y/o soldado de las posibles grietas que se hayan podido producir. Pero, además, aprovechan para lijar y repintar la superficie de toda la instalación.
El resultado de estos cuidados es que volveremos a disfrutar de una piscina con su mejor aspecto y toda su funcionalidad durante otro buen montón de años. Para conseguirlo, la clave es actuar con la mayor inmediatez y dejar el trabajo en manos de verdaderos profesionales que nos garanticen su experiencia en este tema.
