Una mujer bonita y decente camina por la calle. Al dar vuelta en una esquina, aparece un sujeto, como cualquier otro, y se cruza en su camino. Pero éste, mientras se aleja, gira para observar con cuidado los atributos naturales traseros de la joven. Y mientras lo hace, no puede evitar que lleguen miles y miles de pensamientos e ideas sucias, obscenas. Imagina qué no podría hacer, y sus deseos despiertan una tal vez no tan controlable lujuria.
Al darse cuenta de que la mujer que acosaba con la mirada ya está lo suficientemente lejos para no meterse en problemas, el tipo le lanza un silbido, acompañado de un vulgar cumplido. Pero ella trata de ignorarlo, y sigue su camino. Aunque la falta de atención de la chica no molesta en absoluto a nuestro sujeto. Él ya consiguió su cometido: un momento de excitación profunda con sus más eróticos deseos y fantasías. Lo que le levanta el… el ánimo (caray), le hace sentirse más macho, y sobre todo: más… ¿hombre?...
Total. El tipo llega a casa, digamos, “inspirado” por las cosas que observó en el camino. Lo cual despertó en él un profundo deseo de continuar con su estado de éxtasis. Ahora quiere sentir placer de verdad, después de un arduo día de trabajo en “la oficina”. Así que busca a su esposa para tratar de satisfacer su apetito sexual. Al encontrarla en la cocina de la casa, la estafa y seduce con algunas “palabras bonitas”. La mujer cae en su juego, y acepta la invitación. Pero inmediatamente, su marido la encara con una fuerte bofetada, la toma del cabello y la azota bruscamente contra la pared de la habitación. La golpea aún más y le arranca la ropa mientras la fuerza a hacerle un “trabajito”… Y, ¿qué? Él nunca dijo que sería por las buenas, ¿o si?
Al final, el hombre queda satisfecho con ver a su mujer tirada en el piso, exhausta, retorciéndose de dolor, llorando. Él sale de la habitación para ver la televisión, y mientras se aleja de su esposa le grita para herirla y provocarle más dolor: “¡Maldita perra inmunda! ¡Ni siquiera sirves para esto! ¡Anda! ¡Levántate ya!”. Y se retira sonriente. Sabe que después de 10 años de matrimonio, ella no puede hacer ya nada.
Más, ella sufre. Nunca esperó nada de esto cuando se casó. Se dejó llevar por pasiones y promesas sin confianza. Ahora tiene que enfrentar al joven guapo y caballeroso, convertido en un violador y un abusivo, el cual no puede mantener a sus dos hijos, uno de ellos nacido antes del matrimonio. Por ello, ahora tiene que pagar su condena...
Pero, ¿por qué? ¿Por qué debe ser así?...
Me atrevo a asegurar que hay infinidad de historias parecidas a ésta. Y, de hecho, siempre ha habido casos de abuso, maltrato, y agresión contra las mujeres.
Y para algunos (muy pocos en realidad), resulta difícil creer y notar cómo la mujer se ha convertido, o bien, no ha dejado de ser un objeto degradado y reprimido por la sociedad masculina del mundo entero.
Y es que desde el principio de los tiempos, la mujer únicamente ha representado el medio natural de reproducción y placer para el hombre. A pesar de que, se supone, las mujeres deberían significar muchísimo más que un maldito ser viviente (perdón por la palabra)…
Algo así, por ejemplo:
…“Cuenta una leyenda que al principio del mundo, cuando Dios decidió crear a la mujer, encontró que había agotado todos los materiales sólidos en el hombre y no tenía más de qué disponer. Ante este dilema, y después de profunda meditación, hizo esto: Tomó la redondez de la luna, las suaves curvas de las olas, la tierna adhesión de la enredadera, el trémulo movimiento de las hojas, la esbeltez de la palmera, el tinte delicado de las flores, la amorosa mirada del ciervo, la alegría del rayo del sol y las gotas del llanto de las nubes; la inconstancia del viento, la timidez de la tórtola y la vanidad del pavo real, la suavidad de la pluma del cisne y la dureza del diamante, la dulzura de la paloma y la crueldad del tigre, el ardor del fuego y la frialdad de la nieve. Mezcló tan desiguales ingredientes, formó ala mujer y se la dio al hombre.
Después de una semana vino el hombre y le dijo: “Señor, la criatura que me diste me hace desdichado, quiere toda mi atención, nunca me deja sólo, charla intensamente, llora sin motivo, se divierte en hacerme sufrir, y vengo a devolvértela porque ¡NO PUEDO VIVIR CON ELLA!”. “Bien” contestó Dios, y tomó a la mujer.
Pasó otra semana, volvió el hombre y le dijo: “Señor, me encuentro muy sólo desde que te devolví a la criatura que hiciste para mi, ella cantaba y jugaba a mi lado, me miraba con ternura y su mirada era una caricia, reía y su risa era música, era hermosa a la vista y suave al tacto.
Devuélvemela porque ¡NO PUEDO VIVIR SIN ELLA!”
Y es así como al final de los tiempos el hombre y la mujer siguen unidos, en el propósito original de Dios, porque ya no son dos sino uno como es y deberá ser siempre.”…
Miguel Angel Perez R. (Recopilacion)
Venid a mí Vol. 1, Editorial Alom, México, 2003.
Actualmente, las mujeres desempeñan un papel muy importante dentro de la sociedad. Ocupan cargos públicos, en la política, en la economía, en muchos sitios en los que antes ni si quiera se hubiesen considerado para esos puestos. Ya que antes, la mujer no representaba para los hombres más que un simple ser, incapaz de tomar decisiones importantes. No era más que el “Sexo Débil”. Quien se ocupara de la casa, la familia. “Quien les hiciera de comer”. Sin importancia de opinión, sin libertad, sin empleo más que cuidar el hogar. Sin vida.
Durante muchísimo tiempo, este era el estereotipo usado, y lamentablemente aceptado por las multitudes globales: que la mujer no puede estudiar, que no puede ni debe trabajar, que debe encargarse de las labores del hogar, no puede opinar en las decisiones dentro del matrimonio, debe obedecer en todo a su pareja, debe criar a los hijos de manera adecuada, y otras cosas más.
Pero siempre hubo mujeres, como Sor Juana Inés de La Cruz, por ejemplo, que simplemente no querían ser reprimidas por el poder varonil, y estaban dispuestas a superarse y demostrar de lo que son capaces. Que podían ser tan buenas, o incluso mejores que los hombres.
…“Esto dio paso a una reacción en el mundo de las mujeres. Un movimiento que desde el siglo XVII, y hasta nuestros días, logró crear polémica alrededor del planeta: el Feminismo. El cuál tenía la intención de hacer de la mujer un integrante digno de la sociedad.
Hace más de cincuenta años, en nuestro país las mujeres no tenían ni siquiera derecho al voto. Hoy la ley establece la igualdad entre hombres y mujeres, pero seguimos lejos de habitar en un mundo de equidad. Los sueldos son disparejos, los empleos se le dificultan, las tradiciones machistas se resisten a desaparecer del núcleo familiar, y un muy largo etcétera. Pero el camino ya está emprendido, y ahora la mujer se interroga sobre su nuevo papel en el mundo… hay una sola cosa segura: ella lo definirá.”…
Hoy, para muchos la mujer significa muchísimas cosas más que sólo un ser vivo. Sea cual sea el punto de vista, Romántico, Sentimental. El que sea. La mujer es adorada y venerada como una Diosa. Es y ha sido fuente de inspiración para millones de poemas y poesías, retratos, cuentos, relatos, libros y novelas, incluso series de TV y películas. Los cuales tratan de expresar física y artísticamente la belleza de la mujer.
Esto no es más que otro intento, seguramente fallido, de manifestar tal hermosura- Lo que para Dios y para el mundo significa la mujer: un ser perfecto. O lo que más se acerca a eso, tomando en cuenta que la perfección no existe. A menos que sea en una mujer, claro está.
Y así, los hombres seguiremos viviendo, gozando, sufriendo por ellas. Por su amor, con el cual todos soñamos. Por su odio, con el cual todos lloramos.
Pero al final, todos morimos por ustedes….
…mujeres.