Debido a la situación económica son cada vez más las parejas, familias e individuos que deciden optar por vivir de alquiler en lugar de adentrarse en una hipoteca. Sin embargo, tanto comprar como alquilar una vivienda tiene sus pros y sus contras.
Para comenzar, debemos saber que a la hora de alquilar un piso debemos aportar un primer pago a modo de depósito o fianza que puede suponer varios miles de euros. Por ello, antes de decidir cambiar de vivienda deberemos tener ahorrado, no solo el dinero para afrontar el mes inicial sino por lo menos para un par de meses. No obstante debemos saber que este mes será recuperado al fin del alquiler si el piso está en buenas condiciones.
A parte de los gastos ya mencionados, existen ciertos propietarios que exigen además garantías adicionales, ya que, según la ley de arrendamientos se permite que inquilinos y caseros pacten el pago de otro tipo de garantías como el pago de una o varias mensualidades.
El aval, un recurso para el aquiler de pisosAdemás de lo anteriormente mencionado, cada vez es más común por parte de los propietarios exigir un aval bancario. De esta forma, se pretende asegurar el pago de todas las mensualidades y evitar la morosidad, un problema cada vez más común en nuestra sociedad.
También si has encontrado y tramitado el alquiler de tu piso a través de una agencia, esta se llevará una parte proporcional. Habitualmente, el coste suele ser el dinero equivalente a una mensualidad. Por último, el precio puede aumentar si decidimos contratar un seguro adicional para cualquier tipo de infortunio que nos pueda suceder como robos o averías.
Por lo tanto, alquilar un piso puede parecer aparentemente algo más asequible que comprar pero también hay que tener en cuenta ciertos factores.