Recordar hoy 26 de febrero, fecha del aniversario de su fallecimiento a Don Paco Martinez Soria es un placer.
Pocas veces encontramos en una persona, la mezcla perfecta entre respeto y agradecimiento y es que el actor fue, por sí mismo, un espectáculo de enorme valor para lo que es el arte de la interpretación.
Sin embargo, en España parece que no sólo no sabemos reconocer ese "valor" sino que nos olvidamos fácilmente de los que tanto nos han hecho reír.
Del periódico "El Correo español" publicado en agosto del 1971 extraemos esta anécdota que habla de la grandeza de Martínez Soria y que ilustra muy bien a lo que nos referimos:
"En una ocasión, visitaron España un grupo de artistas rusos y al llegar a Madrid le pidieron al director del Teatro María Guerrero, que les enseñase en un breve recorrido lo que en ese momento se estaba representando en otros teatros. Eran varias las funciones y escaso, el tiempo para lograr estar en todas, de manera que decidieron programar un espacio de 10 minutos en cada teatro. Lo que hay que puntualizar es que ninguno de los rusos hablaba español, de manera que iban de un lado a otro, murmurando entre ellos y tomando notas, (supongo yo que de elementos ajenos al diálogo) En éstas llegan al Teatro Eslava, donde actúa nuestro Paco y después de unos minutos y para cumplir la extraña contrareloj se invitó al grupo de entendidos a abandonar la sala, a lo que ellos rotundamente se negaron. Su respuesta, mediante intérprete fue esta: “ Perdón. De aquí no nos movemos. Este actor nos interesa extraordinariamente, aunque no entendamos lo que dice”.
Cuando un actor sale a escena con el poderío con que lo hacía Martínez Soria, con sus gestos, sus andares, su enorme lenguaje corporal, las palabras sobran.
Lo mismo tienen que volver otro grupo de rusos, para que nosotros lo entendamos. Lo mismo