Nuestra vida, como las estaciones del año

Nuestra vida, como las estaciones del año

Observemos las estaciones del año. La primavera no quiere ser el verano, ni el verano la primavera. El otoño tampoco quiere ser el verano, ni el invierno el otoño. Pero muchas personas desean ser de nuevo la primavera cuando llegan a la mitad de su vida y se atavían correspondientemente. Escogen peinados y ropas que corresponde a la juventud, a la primavera, y no a la persona que ha llegado a la mitad de su vida, al verano.

Quien llega al otoño, a menudo quiere recuperar la mitad de su vida, el verano. Por ello tiñe sus cabellos y se pone precisamente la ropa que ha sido hecha para gente joven, con la intención de que le rejuvenezca. Para una persona así, no tiene importancia si con ello está mostrando tal vez su inmadurez. Lo importante para él es parecer lo que no es. Quien se encuentra en el invierno de su vida, siendo su cabello ya blanco como la nieve, muy a menudo tampoco quiere aceptarlo. Espera poder disimular los rasgos de la fase de la vida en la que se encuentra, para recuperar al menos el otoño. El enlucido consiste entonces en el cabello teñido, varias capas de maquillaje, y ropas que quieren mostrar lo que al fin y al cabo hace tiempo que no es: una pierna delgada en un zapato elegante. Lo que asoma es una pierna envejecida, llena de varices, en un zapato que sólo podría adornar la pierna de una persona en el verano de la vida.

Grupo de Radio Santec

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