Tengo suerte, de verdad que sí. La tengo porque tengo un empleo y lo tengo desde hace ya tres años; y todos sabemos que la situación laboral de este país, si ahora es mala, hace tres años era aún peor. Además, no es en absoluto un mal empleo, aunque no tengo ganas de concretar. Digamos solo que ya me estoy consolidando y que me pagan muy bien; y tan bien, que hace año y medio me compré un coche de primera mano y hace medio me fui dos semanas de vacaciones a Japón. Ah, sí, el tener un buen empleo, y además estable, me concede otro privilegio: el de comprarme todas las películas y cds de música que quiera. Y teniendo en cuenta que me encantan el cine y la música, pues sí, lo digo y lo repito: tengo mucha suerte.
Aun así, no renuncio del todo a descargarme cosas. Porque en la era de internet, por mucho dinero que tengas sigues descargando cosas, aunque solo sea para ahorrarte la falta de espacio físico que muy seguramente acabarás teniendo si sigues coleccionando películas y canciones en formato físico. El futuro está en la era digital y, aunque lo tengo en un completo segundo plano, lo uso. También les digo que la mayoría de cosas que me suelo descargar son canciones sueltas de un álbum para ver si merece la pena comprármelo después o incluso trailers, porque me molesta un poco tener que verlos en Youtube. En fin, resulta que el espacio digital, o al menos el del ordenador, también tiene un límite. Suerte que para evitar llegar a ese límite existe OneDrive.
Imagino que ya habrán oído hablar de ellos, ¿verdad?, de los programas en la nube; es decir, los programas que establecen un espacio virtual en el cual se pueden almacenar los archivos para luego acceder a ellos o incluso compartirlos con otras personas. En fin, si no los conocen, hay mucha más información sobre ellos y sobre el programa en cuestión. Descargar música y descargar vídeos es una tarea sencilla, pero, con él, mucho más.
