Los orígenes de la brujería se sitúan en las doctrinas dualistas, extendidas por casi toda la Europa medieval, y en las creencias sobre el poder del demonio. Por otra parte, las creencias populares contribuyeron a configurar las prácticas de brujería como reverse demoníaco de culto cristiano.
La brujería consista en herejía, y por lo tanto, se desarrollaba una persecución continúa contra las mujeres acusadas de ella. De hecho, más de 60.000 sentencias de muertes otorgadas demuestran la gran obsesión en contra de ellas, en una época llena de oscuridad de todo tipo y que solo la llegada de las luces puedo dar, valga la redundancia, algo de luz.
Aún así, es increíble los centros de brujería fueron Inglaterra, Franconia, Luxueil, Escocia y Escandinavia, donde se daban verdaderas sangrías en contra de mujeres acusadas de brujería. En España curiosamente se era mucho más escéptico, y el mito de la mujer en escoba no fue muy seguido, apenas 6 sentencias de muerte, pocos o menos acusados de ello. Por tanto, las brujas existen en el imaginario popular más bien escandinavo y sajón, y menos en el mediterráneo.
Básicamente en la zona de Catalunya, donde parece ser que subían a muntanyes (montañas) continuamente en busca de protección, pero todo y la fama no se llevaron a juicio a demasiadas personas por ello, lo que no deja de ser curioso.