Siempre tengo permiso de entrada y nunca me interrumpo cuando me hablo... Solo oigo los sonidos que quiero oír.
De fuera, nada me incumbe que no me interesara antes…
Estoy conmigo. Me acompaño. Me otorgo prioridad y me antepongo al mundo…
No es el mundo de nadie, sino el mío; el privado lujo de mi soledad en soledad…
Estar conmigo es lo que más voy a hacer en mi vida; mi afición primera, mi vicio y mi deseo.
Soy la puerta que nadie me abre, el pensamiento que nunca me huye, mi cita puntual y perfecta.
Antes de mi no hallé nada, vine de un momento desconocido y cuando nací mi cuerpo me entregaron...
No creceré más en vientre alguno.
No tengo que demostrarme nada, ni mentirme al pensamiento; me río todas mis risas y me espero todo mi tiempo…
Me miro con ojos que no veo, y sintiéndome me alimento.
Me puedo cruzar conmigo en cada rincón que me encuentro, y siempre que me saludo hay mucho más que silencio.
No hay pactos ni tratados, solo mi libre comercio: yo no me compro, ni vendo.
No hay más socio que una antigua relación.
Mi amor propio...