Las espigas,inocentes cuerpos felices, bailaban sin saber que su vida sería muy corta; bailaban sin conocer que la siega dejaría de hacer sonar la música del viento.
Dulce sonido de flauta afinada, susurros livianos con rítmicas ondas; cabezas que se encaminaban, ignorantes y lánguidas, hacia su veraniego patíbulo…
¿Qué tristes cantos, sirenas campestres, surcarán vuestros destinos?
¿Qué humanos peines cepillarán vuestros danzantes cabellos rubios…?
Quedará tras vosotras un naufragio de granos y de espigas; como velas rasgadas que devolvió una mar embravecida.
Vuestro sacrificio alimentará estómagos hambrientos; vuestra harina, como blanca espuma, será labor serena en las manos tibias del hombre.
Y en la noche, vuestro fruto se extenderá entre sus manos, como nueva hornada de materia sutil y mimada.
Para vivir de nuevo, entregadas y sumisas espigas, en nuestro necesario pan de cada día.
http://kokoro.jubiiblog.com.es