Instalar una cámara de seguridad no es en esencia una tarea complicada, ya que en teoría sólo hay que conectar la cámara con el grabador, o la pantalla en caso de que no queramos realiza la grabación. La complicación suele presentarse por supuesto a la hora de elegir la ubicación y orientación de la cámara, o incluso el tipo de cámara.
Las cámaras de infrarrojos, van muy bien para interiores, ya que permiten visión nocturna, pero en exteriores, pueden dar problemas, ya que los rayos infrarrojos rebotarán y deslumbrarán a la cámara, sobre cualquier cosa que pase por delante de la cámara, suciedad, lluvia, telas de araña, entre otros. Tampoco es recomendable instalarlas en lugares interiores donde debido a la labor desempeñada hay una importante cantidad de polvo en el ambiente, como por ejemplo en panaderías, donde los infrarrojos rebotan contra las partículas de harina en suspensión deslumbrando a la cámara.
Hay que tener en cuenta también la ubicación de ventanas, escaparates y otras fuentes de luz, procurando no enfocarlas directamente, y a ser posible situar estas tras la cámara.
Otro error cometido por aquellos que se instalan ellos mismos su sistema CCTV, es orientar mal la cámara, centrándose únicamente en aquello que quieren vigilar, desaprovechando generalmente la mayor parte del ángulo de visión de la cámara. Seamos realistas, la gente no gatea por el techo, ¿por qué vigilarlo con una cámara? Para ajustar bien la orientación, baja la cámara poco a poco hasta que el techo desaparezca por encima de la pantalla y sigue bajando hasta la altura de una puerta. De ese modo la zona útil vigilada será mayor y más próxima a la cámara.
