En la terraza de un hotel en Sevilla, veo el río y como.

En la terraza de un hotel en Sevilla, veo el río y como.

Tranquilos, no es el nuevo libro de Pablo Coelho. Pero algo mejor, al menos para aquellos que han experimentado esta situación como yo. Si usted cree que mis palabras pueden llegar a aburrirle, bueno, democracia docet, siempre puede cambiar de canal.

Si al contrario desea conocer brevemente lo que puede sentir uno que esta sentado (por no decir tumbado) en la terraza de un hotel en Sevilla degustando (por no decir comiendo con gula) tapas antes de una vista asombrosa, así, lea esto más adelante.

En primer lugar, el río, pacífico ,honesto y desinteresado, casi todo iluminado por un sol que quemaría cualquier tipo de rosa. Y una terraza con sillas blancas, gigantes, dónde podría dormir un sueño de diez años. Pero no ahora……

Ahora no se puede, porque ya es tiempo de tapas. Puede parecer extraño que un invitado anónimo en un elegante hotel en Sevilla esté sentado toda la mañana para comer íntimamente pequeñas porciones de la exquisita cocina andaluza.

Créame, es una experiencia mística. Atraviese ávidamente un pedazo de tortilla con cebolla, tan brillante y elegante, y luego mire lentamente hacía la Torre del Oro. Y note bien el mismo color, el mismo orgullo.

Y ahora es el turno de un plato de Gambas al ajillo, el sabor dulce y crujiente, el color rosa como la piel de una mujer francesa. Y el estómago que dice "aún" y la cabeza que contesta “¡claro!”.

Y que también podría pasar al tiempo de los Champiñones rellenos, una noble armadura dispuesta a proteger a los hongos frescos y a 3 valientes y sabrosos soldados llamados ajo, chile y cebolla.

Es una batalla que todos ganan, mientras que el río continúa su canto de alegría. Y luego hay un mar apacible de gazpacho, y preciosos anillos de calamares y... ¿Sucede que hay hambre? ¡Yo también! ¡Buenas tapas a todos!

http://www.hotelmontecarlosevilla.com

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