Cuando llega la hora de limpiar la mayoría de nosotros nos ponemos manos a la obra sin ni siquiera informarnos acerca de qué tipo de producto estamos utilizando. Si pone en la etiqueta “para madera” nos fiamos y asumimos que ese producto es ideal para limpiar la madera… ¿Pero realmente eso es así?
Para entender cómo funcionan los distintos limpiadores existe una clasificación muy utilizada en la industria del sector. En concreto, este tipo de productos se clasifican en:
ÁcidosEstos agentes limpiadores son extremadamente agresivos. Por lo general no se utilizan en hogares o comercios, sino en fábricas o industrias cuyas instalaciones requieren un mantenimiento específico. Deben ser manipulados por especialistas en limpieza que cuenten con los pertinentes cursos de prevención de riesgos y manipulado de sustancias químicas porque pueden causar daños graves en la piel o en las vías respiratorias.
DetergentesSon los más comunes a la hora de limpiar. Se utilizan en prácticamente todos los hogares y comercios y su forma de actuar se caracteriza por ablandar la suciedad, lo cual hace de la limpieza una tarea verdaderamente sencilla.
DesengrasantesLos desengrasantes hacen una función similar a los detergentes, sin embargo en este caso son un poco más corrosivos. Por lo general contienen elementos muy abrasivos tales como los derivados del petróleo o la sosa cáustica, por lo que se utilizan sobre todo en superficies poco porosas como la piedra o los metales.
AbrasivosAunque los detergentes y los desengrasantes son de por sí productos más o menos abrasivos (dependiendo de la composición), también se incluyen en la clasificación los elementos puramente abrasivos. Estos se caracterizan por ser muy agresivos con la superficie a limpiar, por lo que, al igual que los desengrasantes se utilizan en superficies no porosas. La lejía por ejemplo es un limpiador abrasivo.