Según los casos, para curarse del todo hacen falta entre tres meses y un año. Y para no volver a sufrir más de la espalda, hace falta toda una vida.
Reeducar el cuerpo
Curarse la espalda es recuperar la posibilidad de moverse, de vivir como se quiere, sin temer las consecuencias de los mínimos gestos, sin poner atención, sin volver a tener miedo de hacerse daño. A menudo he visto a pacientes antiguos que casi se han olvidado de que en un cierto momento de su vida todo les parecía arriesgado o peligroso, algo que les provocaba crisis insoportables. Digo “casi” olvidado, porque en el fondo de nuestra memoria corporal permanece el recuerdo de todos esos meses o años, y de que para no volver a padecer de la espalda, hay que tener la voluntad y valor de tomar ciertas precauciones.
Como, por ejemplo, que hay que practicar una gimnasia de mantenimiento o una actividad física y recibir elegida y recibir masajes porque conviene y para que mantengan en forma las zonas más frágiles del cuerpo. Esta gimnasia, esta actividad, este deporte, deberá practicarse sin forzar el cuerpo, pero regularmente, así que deberá elegirlo con cuidado. Si no se siente atraído por ninguna de estas actividades, no podrá practicarla ni amenudo ni durante el tiempo necesario. Y si no extrae ningún placer en ello, existen muchas posibilidades de que no le hagan ningún bien. Más vale un deporte o una gimnasia tal vez menos completos, pero realizados con alegría, que movimientos perfectos ejecutados sin alma.