Siento que me pierdo en los recuerdos de aquella relación. Intento no sufrir con la belleza de aquellos momentos que se que no van a volver. Tu manera de amarme, tu manera de mirarme, el brillo de mis ojos cuando estaba contigo, todo forma parte de mi pasado.
Cada día me despierto pensando que ojalá exista otra vida para poder buscarte y tener esa segunda oportunidad que ya no puedo tener.
No hay nada más duro que tomar una mala decisión en esta vida, y saber que no hay vuelta atrás para recuperar aquello que realmente importa, aquella persona que te hacía sentir vivo.
Cuando me llamas para hablarme de tu nueva vida, de tu hija, se me caen las lágrimas porque yo pude ser la madre de tu hija y te dejé marchar.
Sé que debo alegrarme de tu felicidad, pero es difícil sabiendo que la mía la he perdido por no poder vvir a tu lado.
Han pasado seis años y sigo sintiendo que dejarte fue una inmadurez, fruto de la inexperiencia.
Con este relato solamente quiero que sepas que te quise y te sigo queriendo con toda mi alma. Hoy sólo podemos ser amigos, y me tendrás ahí siempre que lo necesites. A veces cuando me cuentas que te sientes mal o que has discutido con tu pareja saco fuerzas de donde no las hay para darte buenos consejos porque sé que la quieres y te mereces ser feliz.
Ahora el ocho de Enero te casas con ella y solamente deseo que esa mujer sepa darte todo lo que yo no supe darte en su día.
Gracias por haberme querido tanto y como tú bien me decías siempre: "no permitas que nadie destruya esa parte de tí que te convierte en un ser especial".
Dedicado a Andrés