Muchos podrán pensar que el vino es una bebida que está siempre preparada para permanecer periodos muy largos en almacenamiento, sin embargo, la mayoría de las veces es recomendable por los productores, que se consuman el mismo año de su producción. Aunque es una realidad que los vinos tintos logran conservarse mejor que los vinos blancos a lo largo del tiempo, es sumamente importante que siempre se considere la manera correcta de almacenar la bebida, según sus propiedades.
En primer lugar, es de tener en mente que solo el 1% de los vinos pueden ser añejados. Para estos casos, es pertinente que se conserven dentro de un almacén que mantenga una temperatura constante entre 7 y 21 grados, siendo la temperatura ideal 14 grados centígrados. En las bodegas de almacenamiento, generalmente toma lugar la primera fase de añejamiento. Los vinos considerados como muy finos, son almacenados generalmente en barricas de roble, de manera que la madera, logra brindarle a la bebida, matices muy especiales y peculiares.
Una vez, adquiridas las botellas, es importante que los vinos finos se guarden en armarios o en bodegas condicionadas que cumplan con las características de las bodegas en donde el vino previamente se almacenó después de su producción.
A. Verástegui
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