Rioja ya tiene su centro de referencia

Logroño, la capital de La Rioja y del Rioja (aunque quede pendiente esa deportiva batalla con Haro por hacerse en propiedad con esta coletilla), adolecía de un edificio que albergara las tradiciones, la cultura, el quehacer de tantos y tantos años entorno al mundo del vino.

Ese edificio ya existe. En pleno Casco Antiguo, por aquello de mantener una ubicación acorde con la historia; con piedra en la parte inferior de su fachada, otorgándole así ese tono a antiguo; y de color vino, violeta, en la fachada superior, para que ninguna referencia a su concepción se despiste; y simulando un botellero de cualquier bodega en otra de las caras de su pared principal.

Guarda los tesoros propios de un edificio de siglos, con el esmerado  trabajo de recuperación de calados, lagares y utensilios propios para la elaboración de caldos. Pero también dispone de ese toque de modernidad, de funcionalidad para la organización de todo tipo de eventos y actos.

Un Centro, que por otro lado, aspira a protagonizar la referencia internacional de la otra parte del vino de Rioja.

Es una excusa más, para propios y extraños, de conocer parte de las fronteras del amplísimo mundo del vino, del vino de Rioja. Un motivo más para acercarse a una ciudad recogida, cercana y ávida de mostrar su historia y sus tradiciones.

Pero no se puede pasar por alto la inyección que el Centro de la Cultura del Rioja otorgará también a la recuperación del Casco Antiguo, una de las batallas en cualquier ciudad española. Más turismo, más ingresos, más actividad, en definitiva, más vida.