Un invierno sin lluvias una primavera sin polen

Un invierno sin lluvias una primavera sin polen

Para muchas personas la escasez de lluvia en el invierno supone un gran problema, pero para aquellos que son alérgicos al polen, puede llegar a ser un alivio.

La pregunta es: ¿es bueno que no llueva para que baje el índice de polen?, según un experto alergólogo “la lluvia de primavera es buena, pero la de otoño e invierno es mala para los alérgicos al polen” cuando llueve de octubre a marzo el nivel de polen alcanza índices muy elevados.

En cambio cuando tenemos una primavera lluviosa, es decir, a partir de abril, se produce una limpieza atmosférica, que elimina los pólenes del ambiente, baja su concentración y mejora la salud de los pacientes. Cuando no hay precipitaciones se agravan los problemas alérgicos, puesto que estos contaminantes llegan al suelo y provocan que las plantas se estresen y produzcan un polen más potente y a la vez más alérgico.

El problema es que los alérgicos al polen cada vez lo son más a diferentes tipos y su enfermedad cada vez se alarga más en el tiempo, comienza con el llamado polen de las arizónicas en el mes de febrero, continúan en marzo-abril por el del plátano de sombra, y siguen en mayo-junio por el de gramíneas y olivo prolongándose durante los meses de verano por el de quenopodiáceas, una polinosis emergente asociada a la sequía y las elevadas temperaturas.

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