Además de los ricos ñoquis de papa, calabaza y sémola, en Argentina el ñoqui es una persona conocida que a la sociedad no le agrada.
Hace tiempo, al empleado que cobraba un sueldo fijo por un trabajo que no realizaba se lo conocía como supernumerario. Hoy, a este "trabajador" lo llamamos ñoqui porque viene a fin de mes, cerca de la fecha del próximo cobro.
La tradición de comer ñoquis los día 29 de cada mes nace en el siglo VIII. En Nicosia vivía un médico llamado Pantaleón, quien peregrinó por el norte de Italia haciendo milagros por los que fue canonizado. Cierto día 29, unos campesinos lo invitaron a compartir su pobre mesa y comer los hoy famosos ñoquis. Agradecido, les auguró un año de pesca y cosechas abundantes. La promesa se cumplió. El ritual que llevamos acabo hoy en día de poner dinero bajo el plato de ñoquis todos los 29 simboliza el deseo de nuevas dádivas.
La Real Academia Española ya incorporó como otro de los significados de la palabra ñoqui: "Empleado público que asiste al lugar de trabajo solo en fecha de cobro." Y aclara que este uso es despectivo y propio de la Argentina.
En inglés algunos llaman a estos empleados ghost workers. Sin embargo, la definición difiere levemente del ñoqui argentino, ya que en inglés también puede referirse a trabajadores que ya no reciben un sueldo, pero que tienen acceso a los sistemas, recursos y cuentas de una empresa.