De pronto me pongo a pensar si sería mejor restarnos los años en lugar de sumarlos. Que se nos diera algo así como un bono de “100” para empezar y le disminuimos uno cada vez que pasa nuestra fecha de nacimiento. Quizás nos duraría más la vida.
Lo digo porque cada año que pasa incrementamos en uno nuestra edad. Si acaso se nos olvidara, alguien cercano se encargará de recordarnos que “nos estamos poniendo viejos” Pero ¿qué hay de cierto en eso? ¡Absolutamente NADA! A menos que lo permitamos y no hagamos lo necesario para mantenernos jóvenes. Los años que tenemos solo indican nuestra edad cronológica y sirven, podemos decir que para calcular la cantidad de veces que la tierra ha girado desde que nacimos. Sin embargo no son los años los que nos hacen viejos, es nuestra actitud frente a la vida. Es la forma de enfrentar las situaciones que se nos presentan. Unas más complicadas que otras. Algunas las podemos controlar, otras lamentablemente no.
Quejarnos y buscar lo negativo en las cosas que ocurren a diario, es la mejor manera de ENVEJECER y rápido. Inclusive pensar en negativo atrae cosas negativas. Pensar en positivo, traerá cosas positivas en tu vida.
¿Alguna vez has escuchado sobre la ley de la atracción? Es una ley natural, tan natural como la ley de la gravedad. Es muy básica y consiste en pensar lo que deseas y dejar de pensar en lo que temes. Su funcionamiento es sencillo: al pensar en las cosas que queremos que pasen, nuestra actitud ante la vida estará dirigida hacia esas cosas y creará las condiciones necesarias para que sucedan. AHORA, si en su lugar enfocamos nuestros pensamientos en las cosas que no queremos, nuestra actitud estará automáticamente dirigida a crear condiciones para que ocurran.
No espero con unas pocas líneas convencerte para que te conviertas en un ser más positivo. Pero si aspiro a que hagas la prueba por ti mismo. Desde hoy enfócate en todo lo positivo y descubre que los años son eternos. Siempre recuerda que: “Para que algo mejore, tiene que ocurrir algo antes”
J.S.G.