Una editorial ha accedido a publicarme mi primer libro. ¡Mi primer libro! Estoy muy emocionada, como comprenderéis; sobre todo porque, no contentos con eso, mis amigos han decidido organizar por su propia cuenta y riesgo (y con permiso de la editorial, por supuesto) una especie de presentación. Será todo muy modesto y ellos mismos pondrán de su bolsillo, lo cual hace de ello un detallazo que no sé si podré devolverles pronto. Lo que han decidido, además, no es limitarse a alquilar un local; en absoluto. ¡Quieren hacerlo en una plaza al aire libre, con carpa y todo!
Manifesté mi sorpresa al saberlo, naturalmente. ¿Cómo tenían pensado hacerlo? ¿Tendrían permiso para montar la carpa? Es más, ¿cómo diantre habían planeado conseguir esa carpa? Mis amigos respondieron a todas esas preguntas y me dieron una lección, por supuesto. Sobre todo con lo último; porque yo, en mi ignorancia, no tenía ni idea de que existían negocios de alquiler de carpas. No sé, las había visto muy a menudo en bodas y ferias de todo tipo, pero nunca me había parado a pensar en cómo se conseguían. Para mí, estaban ahí y ya está.
Pero en efecto; existe el alquiler de carpas y a él han recurrido para montarme la pequeña presentación con la que, dicen, pretenden darme a conocer. Bueno, si especificamos más, han contactado con una empresa de alquiler de carpas en Barcelona, que es donde saldrá la primera tirada. No sé si la pequeña “fiesta” servirá para engordar mi fama, pero sí que sé que me lo voy a pasar muy bien. Cuando tenga información detallada sobre el índice de ventas del primer mes, no sé, supongo que lo comunicaré a través de un nuevo escrito.
Entre tanto, esperaré ansiosa el momento en el que salga de compras y vea mi libro en las estanterías de un centro comercial.
