La zona centro de Barcelona es preciosa. Las cosas como son: siempre que me paseo por ahí lamento un poco tener que compartir piso con otros dos chavales en una zona que, además de estar lejos de allí, no es precisamente santo de mi devoción. Un día que volví al piso y vi de refilón los sucias que estaban sus habitaciones, tomé la decisión: me informaría a fondo sobre algún piso de alquiler en Barcelona; y aunque sea caro, me da igual: ahorraré. Ahora mismo tengo un curro interesante y no tengo demasiados gastos más allá de un tercio del piso, que tampoco es tanto, de modo que considero que es bastante asequible.
Pero asequible o no, no me gusta. Yo quiero vivir solo y quiero vivir en el centro; saco buenas notas y gano dinero, así que tengo todo el derecho del mundo a querer hacerlo, aunque a simple vista no parezca pragmático. Pero claro, si ya de por sí vender piso en Barcelona es caro, pensaba yo, terriblemente caro para el comprador, imagínense cómo está el alquiler en Barcelona: más barato, pero no mucho más. Ojo, repito: eso era lo que pensaba, pero he cambiado de idea en cuanto me he puesto a buscar ofertas en internet. ¿Difícil? ¡En absoluto! La base de datos con la que di me informó de que hay ofertas para todos los gustos y posibilidades. Pero yo quiero vivir en el centro, me dije, y eso es caro. No necesariamente: hay pisos que son más caros que la media, pero rebuscando bien puedes encontrar cosas asequibles en lo que a pisos pequeños se refiere. Me conformo con eso: un baño, una cocina y una habitación.
De momento voy a dejar de buscar, pero ya le he echado un ojo a más de un piso y no creo que vaya a tener que ahorrar durante mucho tiempo.
