Como cuidar la salud, por el doctor Benito Calcagno

Como cuidar la salud, por el doctor Benito Calcagno

Las recomendaciones para el cuidado de la salud que día a día llegan a nuestros oídos, son tantas, que ante la eventualidad de que usted crea que no es posible cumplirlas, el Doctor Benito Calcagno[1] le trae la solución para poder hacerlo.

Durante los 365 días del año recibimos una catarata de consejos para el cuidado de nuestra salud, que según sus mentores, si son cumplidos al pie de la letra, nos auguran una larga vida, pero si no se cumplen, el final promete ser atroz.

Los médicos, paramédicos, cuasi médicos, falsos médicos, curanderos, gurúes, manosantas, pitonisos, periodistas, comunicadores sociales, charlatanes, conductores, chusmas de barrio, viejas chismosas, porteros y encargados de edificios, kiosqueros, almaceneros, tacheros, remiseros, colectiveros, piqueteros, pasajeros y cuanto boludo que tenga boca y la posibilidad de hablar, difunden día a día el repertorio de la salud para la vida eterna.

Así llega a nosotros desde que nos levantamos por medio de los programas de TV por aire y cable, como de radio, AM, FM, onda corta, onda larga, onda media, buena onda y mala onda, como consejo, como publicidad, como chivo o como sea, sin que falten los diarios, revistas, internet, cartas, tarjetas, panfletos, volantes, afiches, marquesinas, hombre sándwich, zanquistas, malabaristas, traga fuego y tragasables, para la difusión.

Los destinatarios y receptores, en su mayoría son los adultos contemporáneos –si son hipocondríacos mejor- que hayan dádose cuenta de la edad que tienen o que hayan comenzado a sentir alguno de esos síntomas, que simplemente por ser nuevos y distintos, anuncian la entrada en una nueva etapa de la vida, sin nombre, pero que provoca terrible cagazo y entonces, con el culo en la mano, por las dudas, mejor hacer caso a cuanta boludez se difunda, no vaya a ser cosa que por no darle bola, la parca se dé una vuelta.

El primero de los consejos es el que más me gusta. Forma parte del grupo de los vegetarianos y los vamos a llamar “los fruteros” y gracias a ellos sabemos que todos los días tenemos que comer –por lo menos- una manzana para el hierro, una banana –la fruta, insisto- para el potasio, una naranja, para la vitamina C, un poco de melón –uno entero parece como mucho- para la digestión –digamos que la mejora y no se te rompe el ojete en el inodoro- entre otras.

Luego aparecen los que hemos dado en llamar “los acuosos” que recomiendan tomar todos los días una taza de té verde sin azúcar para prevenir la diabetes, mate cocido sin azúcar para dar la teta –tener leche boludo-, tilo sin azúcar para tranquilizarte –si no te funciona no te queda otra que el valium, cedrón sin azúcar para mejorar la digestión –o sea para que no te duela el culito de nuevo- entre otros. No entendí lo del azúcar, pero supongo que es para no engordar, o prevenir la diabetes, o los parásitos o por el precio, bueno en realidad no lo sé pero es así y punto.

Bueno, me olvidaba que la principal recomendación de este grupo de consejeros de la salud, es tomar dos litros de agua por día, si dos litros, de a poquito boludo. Si pensaste que te va a llevar demasiado tiempo tomarte dos litros de agua, tené en cuenta que luego vas a tener que mearlos, lo que seguramente te va a llevar el doble de tiempo que necesitaste para ingerirlos.

Un tercer grupo no requiere necesariamente de expertos en el tema, basta con conductores y comunicadores que tengan –o se crean que tienen- poder de venta, “aunque no puedan vender una coca cola en el desierto”[2]. Entonces aparece alguna desconocida o conocida mujer que con envidiable rigidez facial, cuenta a la audiencia en unos segundos, lo que le costaba cagar –una hora en el baño en guerra con el culo- hasta que empezó a tomar activia y ahora se le salen solitos -entiendo que es un efecto similar a la rotura de orto- y por lo tanto mejoro las hemorroides. Es deprimente, al menos yo nunca me imagine a una hermosa joven o señora garchable, una hora sentada en el inodoro haciendo fuerza con una cara espantosa, porque se me baja y no se me levanta más.

En el mismo grupo aparece el señor locutor con inigualable e inconfundible voz, cara de comisario de la federal –administrativo- y un chamuyo que ni te cuento, “capaz de venderle una heladera a un esquimal”[3], que en esta ocasión, en calidad de oferta única, presenta una especie de yogurt intragable que se llama actimel, pero que tiene “L Cassei Defensis” algo que nadie sabe qué mierda es, pero todos repiten diciendo que hay que tomarlo porque si no, vas a padecer, que se yo, una diarrea espantosa. Bueno después de este aparecieron otros productos y hoy todos tienen esa poronga que te prolonga la vida por unos veinte años, por lo menos. Menos mal que ya crecimos, porque si no con ese tipo nos tendríamos que clavar un Danonino Extra Calcio todas las mañanas.

Otro grupo de cuidadores de la salud está formado por “los cuasi galenos”, que desde ya adelanto no son todos médicos, ya que hay desde camilleros, pasando por enfermeros, choferes de ambulancia, limpiaculos, instrumentistas, radiólogos, experimentados enfermos crónicos, curanderos, paramédicos, cuasi médicos, amigos de médicos, estudiantes de medicina, entre otros, que recomiendan colarse todos los días una aspirina –si es bayer es buena- para prevenir los infartos. Además todos los días hay que comer fibra, mucha, pero muchísima fibra, tanta hasta que puedas cagar un pullover. Pero donde mierda esta esa fibra que no me acuerdo.

Pero atrás se viene un grupo que es una desmembración del anterior, pero con una extraña combinación de barman y promotor de bodegas, que llamaremos “los dionisios”, por el dios del vino en la mitología griega, para los arados que se preguntan quién carajo será ese. Bueno, estos tipos –con cara de cirujano borracho que se olvido la tijera adentro de un paciente- recomienda un vaso diario de vino tinto, también para prevenir los infartos, un vaso de vino blanco, para cuidar el sistema nervioso, un poco de fernet, que puede ser con cola –si, coca boludo, no va a ser poxirran- y un vaso de cerveza, que ya no me acuerdo para que mierda era.

La cuestión es que aún no he logrado entender si se trata de tomarse una u otra cosa, o todas. En el caso de que haya que bajarse todo eso, entiendo que debe ingerirse con una prudente frecuencia entre vaso y vaso. Digo, por un lado, para que cada bebida haga el efecto correspondiente en el organismo, y por el otro, para no agarrarse terrible pedo con la mezcla. Si alguno no está acostumbrado o tiene algún problema de hipertensión o parecido, no vaya a optar por la segunda opción –de mandarse todo junto- a ver si le agarra un derrame al toque. Bueno, aunque si eso llegara a pasar, no te preocupes que no vas a sentir nada y después tus parientes se van a encargar de ir a putear a la tele al mentor de esos bacanales consejos. Luego va a aparecer un abogado pelotudo que va a tomar el caso, finalmente van a agarrar unos mangos y fijate que seguro de vida dejaste.

Esto no es todo, porque los consejos cotidianos son muchos más, como que hay que masticar bien cada bocado y después de cada plato hay que lavarse los dientes -y después del yogurt ese rosquete chicas y señoras, especialmente- agregando que hay que caminar por lo menos media hora para que esta gran rutina tenga resultado y podamos ser eternamente jóvenes.

Metodo del Doctor Benito Calcagno:

Para que los consejos tengan el resultado buscado, hay que cumplir, porque de nada sirve hacerse el boludo y conocer lo teórico, si todo ello no se pone en práctica. Realmente no es nada fácil, yo saque la cuenta y llegue a la conclusión de que para cumplir, hay que hacer por lo menos entre cinco y seis comidas diarias y livianas. Nada de sal, pimienta, pimentón, ajíes, picantes varios –putaparió ni hablar- entre otros condimentos, livianas, se entendió.

Siguiendo con ese modesto cálculo, sólo para cocinar y comer vas a demorar como cinco horas. No te olvides que tenés que masticar bien y después de cada comida tenés que lavarte los dientes. Para ser así de claro, después del activia y el actimel pedorro ese, hay que lavarse los dientes, después de la fibra, hay que lavarse los dientes, después de la manzana, hay que lavarse los dientes, después de la banana –la fruta- hay que lavarse los dientes, y después de la otra banana, chicas y señoras –y porque no señores- habría que lavarse los dientes, y después de todas las demás comidas, hay que lavarse los dientes, ya que no es justo andar por ahí “con una momia en la boca”[4]. Si los dientes aún están adheridos a tu organismo, sería bueno pasarte en cada lavado el hilo dental, el masajeador de encías, el limpia lengua y hacerte buches con ese líquido que desinfecta y te deja el aliento lindo. Ahora si el comedor te lo lavas arafue[5], bueno, el procedimiento es el mismo, aunque como no se realiza en el interior de tu boca, podes usar otro tipo de sustancias como nafta, solvente, soda caustica, poett líquido, entre otras, total antes de mandarle el corega, le das una enjuagadita y listo. En ambas circunstancias es un laburo interesante, pero acordate que no es bueno andar con la dentadura en la mano por toda la casa, así que andá pensando en remodelar el baño. Algo así como ponerlo lindo, con tele, computadora –con internet- y equipo de música, porque entre el agua que te tomaste –dos litros te acordás- que vas a tener que mear, la puta fibra, el activia con todo eso que te hace garcar, y la higiene de los dientes, entre otras cosas, te vas a pasar varias horas diarias en el excusado.

Pero mis cuentas no se agotan ahí. Presta atención, si es recomendable dormir ocho horas y trabajar otras ocho, más las cinco que tardamos en comer –te acordás- sumamos veintiuna horas, y solo sobran tres, teniendo en cuenta que no te suceda algún imprevisto, que se yo, diarrea, cistitis, vómitos, y algo más de similares características.

Según las estadísticas de la Comisión Internacional para la Investigación de las Actividades Humanas dependiente de la O.N.U., con sede en Madagascar, en promedio, estamos tres horas diarias frente a la televisión. Por lo tanto con ese panorama, ya llegamos a las veinticuatro horas que tiene el día. Pero todo se descajeta con solo agregar que todos los días hay que caminar por lo menos media hora (es recomendable –dicho por experiencia- regresar a los 15 minutos de iniciada la caminata, porque si no, la media hora se convierte en una).

Pero por seguir al pie de la letra este plan, no debemos abandonar nuestra vida, nuestra familia, nuestras amistades, a quienes debemos seguir atendiendo, sino qué sentido tiene tanto sacrificio. Hay quienes dicen con razón, que un amigo es como una planta, hay que hablar con él, es como regarlo a diario y sobre todo cuando te vas de vacaciones. El ejemplo se puede aplicar más literalmente a esposos y amantes (de uno y otro sexo).  

Para estar bien informado y ser una persona culta, no basta con creerse todo lo que te cuentan en TN o Clarín, hay que leer por lo menos dos diarios serios, algún artículo de alguna revista –también seria- algo de internet y alguna vez, algún libro, para contrastar la información pedorra.

Además, ya que con estos consejos estamos mejor que nunca, hay que tener sexo todos los días, pero sin caer en la rutina. Es bueno hacer cosas distintas, crear y aunque te parezca que está todo inventado, porque no jugar, seducir a tu pareja. No se boludo, si no te va, mirate una porno, pero lo que te quería decir es que todo eso lleva un buen tiempo y ya se nos había acabado el día.

También tenés que tener tiempo para barrer, pasar la aspiradora, la cera, lavar la ropa, plancharla, guardarla, lavar los platos, lavar al perro, pasear al perro, si sacarlo para cagar y mear o querés vivir con buena salud, pero en un chiquero. Los chicos, me olvidaba, hay que atenderlos, llevarlos a la escuela, traerlos de la escuela, ayudarlos con la tarea, llevarlos a la plaza, jugar con ellos y todo eso. Y la vecina, me cago, si te tenés encima que cogerte a la vecina, porque no hay más tiempo.

La solución del Doctor Benito Calcagno:

Con todo eso, la cuenta final arroja unas treinta horas diarias, por lo que en la realidad algo anda mal. Por lo tanto, para cumplir con todo, se me ocurre una solución. La única que queda: hacer varias cosas a la vez.

Presta atención, te duchas con agua fría y con la boca abierta, así aprovechas y te tragas los dos litros de agua recomendados, que también podes ir meando en la bañera. Después mientras te lavas los dientes, te clavas a tu pareja de parado en el baño. Una vez cada uno, es decir el que se lava los dientes activa el movimiento (es recomendable cuando le toca a ella, meterle al tipo el cepillo en el orto). Bueno mientras cogen podrían ver la tele, así aprovechan esas tres horas de caja boba, y porque no alguna vez limpiar el baño.

Si te queda una mano libre te podes tomar el vino o la cerveza. Si ya te los tomaste antes, mientras le das al serrucho, podes llamar por teléfono a algún amigo para hablar o a tus parientes, porque no a papa y mama. Eso sí, aunque ya lo hayas hecho, tomate el vino después de hablar con tu vieja que te va a hacer falta. Si querés le podes dar el actimel o el activia a tu pareja, junto con la manzana o la banana o las dos a la vez. No te digo la naranja a ver si se caga en el medio del coito. Con este sistema, en mi cuenta quedan un par de minutos, que alcanzan para leer los consejos del Doctor Benito Calcagno y nada más porque entre el puto yogurt, el melón, la cerveza, los dos litros de agua, la comida, el metesaca de dorapa y todo lo demás, te vas a cagar todo. No te olvides de lavarte los dientes pancho Ibarra o Ibaña, como carajo era? Me parece que a pesar de tantos cuidados al alemán[6] no lo puedo eliminar.

Por el Dr. Benito Calcagno.

[1] El Dr. Benito Calcagno nació en Milán, Italia, pero vino a la Argentina cuando tenía solo 4 años de edad, junto a sus padres y hermanos. El viaje era por motivos de trabajo de su padre, quien veinte años después regreso a Italia con su mujer. De sus cinco hijos, solo Benito se quedo en la Argentina donde se recibió de abogado, se caso y tuvo dos hijos. En la actualidad vive en la Capital Federal y es el autor de los libros "Los relatos del Dr. Calcagno" y "Si te sentís sola, Benito Calcagno".

[2] Frase registrada por el Doctor Benito Calcagno.

[3] Frase registrada por el Doctor Benito Calcagno.

[4] Frase registrada por el Doctor Benito Calcagno.

[5] Significa “afuera”.

[6] Así se le dice vulgarmente al Alzheimer.

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